Llega el principio de curso y llega el momento de que como padre o madre puedas establecer un acuerdo, que ayude a tu hijo a gestionar su organización. De forma no controladora. Manejando tu ansiedad respecto a su actitud. Fijando objetivos junto a tu hijo según sus capacidades. Dejándole su espacio hasta que empiece a tener los primeros resultados. Todo ello en un tono relajado y firme a la vez. Debemos demostrarle nuestra confianza en que haga lo que haga, lo vas a entender.
Resaltemos sus fortalezas. Déjale el camino libre para que tome sus decisiones, hasta ver los primeros resultados de los primeros exámenes. Asegúrale que no le juzgarás, ni le culpabilizarás, pero que estarás ahí para ayudarle en lo que necesite.
Muchas veces para facilitar una conversación así, hay que hacer preguntas abiertas como: ¿qué calificaciones te gustaría tener este curso?, ¿qué crees que falló en el curso pasado?. ¿Crees que podríamos buscar soluciones para resolver aquellos problemas que pasaron?.
Utiliza el humor. Cuéntale anécdotas de cuando tú tenías su edad.
Pon objetivos realistas. Por ejemplo, si el curso pasado en el primer trimestre suspendió cuatro asignaturas, podéis poner un objetivo e intentar que este trimestre, como mucho, suspenda una. Si el año pasado dedicaba media hora a estudiar por las tardes, este año podéis poner el objetivo de dedicarle dos horas.
Procura de disminuir sus distracciones pero no como un castigo, sino como una norma que le enseñe a trabajar su atención y su concentración.
Mantente en contacto con los profesores desde el principio explícales los objetivos que has trazado con tu hijo explícales los problemas que tuvo el curso anterior para que trabajéis todos en la misma dirección.
No le atosigues a diario, recuerda que tienes que dejarle que cumpla su parte del trato. Pasadas las primeras semanas puedes ver qué tal están yendo las cosas. Si ha presentado los deberes a diario, si ha empezado bien con los controles para evaluar. Y ahí valorar si poner nuevos límites y sobre todo si hay que buscar ayuda.
No podemos olvidar que los niños y los adolescentes, muchas veces, tienen dificultades y barreras psicoemocionales que les impiden concentrarse, trabajar la atención y tener un buen rendimiento escolar.
Esto es así, en una gran mayoría de casos, y no será posible conseguir una mejoría, sin la ayuda de un especialista que le ayude a contactar con esas barreras emocionales.
El PROTOCOLO de intervención rápida de 8 semanas, que pongo en marcha tanto en colegios, como a nivel privado en mi consulta, va orientado directamente como un entrenamiento innovador de la flexibilidad psicológica del niño y del adolescente a potenciar sus capacidades de aprendizaje.
Y para ello tenemos en cuenta las características psicológicas del niño, las investigaciones sobre las técnicas de estudio más vanguardistas, los mejores modelos de aprendizaje e inteligencia. Junto con los pilares que nos ofrece la terapia de aceptación y compromiso.
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