Cómo dar órdenes a nuestros hijos para que nos obedezcan

Esa es una de las frases que más utilizamos los padres y después de tres ¿qué pasa? El «te cuento hasta tres» dura un tiempo, pero de repente es el niño el que te pregunta: ¿ y luego qué? Normalmente esta reacción aparece a partir de los 4 ó 6 años, que es una edad en la que ya no les convence que les vayamos a contar hasta tres para obedecer.A todos los padres nos encantaría que nuestros hijos nos obedecerían a la primera, que se callaran cuando tienen que hacerlo, que recogieran la habitación sin protestar y sin repetirlo 50 veces, que se durmieran a su hora y sin rechistar. Sin embargo, debemos pensar que también nosotros nos saltamos las normas. ¿Quién no ha ido alguna vez más rápido de lo que marcan las señales del tráfico o se ha escaqueado o intentado de alguna obligación o responsabilidad?

En consulta es muy frecuente escuchar a los padres frases como: «No hago carrera con él», «lleva una época imposible», «no me hace ni caso», «si le digo blanco, él dice negro».

¿Qué debo hacer para que mi hijo me obedezca? 

Para que un hijo nos obedezca es tan fácil como:

  1. Dar una orden.
  2. Poner consecuencias.
  3. Cumplirlas en el caso de que no haga lo que le pedimos.

¿Parece fácil, verdad? Sí, no lo es, ya que en cada casa las circunstancias son diferentes. Y estas tres órdenes viene supeditadas a la estructura de cada familia, su estilo educativo, la situación o presencia de los padres.

Para poder analizar cómo conseguir que mis hijos me obedezcan debemos reflexionar en estos tres puntos, que se consideran las bases sólidas para conseguir comportamientos «adecuados».

  1. En qué forma le estoy dando la orden.
  2. Qué le estoy diciendo exactamente.
  3. Qué voy a hacer si no me obedecen.

dar ordenes claras sencillas y firmes

Consejos para conseguir que mis hijos cumplan mis órdenes

Para frenar o eliminar cualquier conducta desafiante que tengan nuestros hijos debemos tener en cuenta las siguientes pautas:

  1. No podemos expresar generalidades sobre lo que queremos. Es decir, no podemos decirle a nuestro hijo «sé bueno» porque eso en realidad es no decir nada. Debemos especificar lo que queremos, así nuestro hijo sabrá lo que esperamos de él:
    • «Ponte el pijama y ven a cenar»
    • «Recoge los juguetes y a la ducha»
    • Antes de cruzar la calle, dame siempre la mano»
  2. Tenemos que  mantenernos firmes, sin gritar pero con seriedad, buscando la mirada del niño. Si además lo acompañamos con alguna señal que atraiga su atención, mucho mejor. Con ello, tenemos más posibilidades de que lleven a cabo la orden que les estamos dando.
  3. Los niños y los adolescentes no están siempre de la misma manera. Unos días están cansados, otros les da pereza hacer las cosas… Su estado de ánimo puede variar, al igual que el nuestro. Y este es un factor que tampoco debemos olvidar.
  4. Hemos de huir  de las formas impersonales como:
    • «Ahora mismo».
    • «Para».
    • «Estáte quieto».
    • «Cállate». Existe una gran diferencia entre expresarlo de esa forma o expresar lo que queremos de la siguiente manera
    • «Ha llegado la hora de hacer los deberes, te acompaño a tu habitación si quieres»
  5. Las afirmaciones como «es vago», «es un desobediente», «es muy tímido»… Son frases que descalifican al niño, no a sus conductas.
  6. Ofrezcamos alternativas. Y esto puede llegar a ser muy importante porque es una forma de transmitirle que tienes en cuenta lo que quiere y está ahí para ayudarle.
    • Alternativas como: «Es la hora de cenar pero cuando termines puedes seguir jugando un ratito», «tienes que ir a la bañera pero si quieres llévate el muñeco que más te apetezca».
  7. También es muy importante poder ofrecer diferentes posibilidades dentro de una misma situación, para que pueda elegir. De esa forma iremos entrenando a nuestros hijos en la toma de decisiones. Ofrecerles diferentes opciones para que nuestros hijos vayan desarrollando esa capacidad y sientan que son responsables de la decisión que van a tomar. Por ejemplo:
    • «Hoy tenemos fruta de postre, dime qué fruta te apetece más tomar».
    • «Vamos a ir un rato al parque ¿quieres ir al parque que está al lado de casa o al que está más cerca del cole?».
    • «Es hora de vestirse para ir al cole ¿qué jersey te apetece llevar el rojo o el verde?».
  8. No te entretengas con explicaciones muy largas porque no te van a escuchar. Hay que aprender a resumir, de esa forma, es más probable que nos hagan caso.
  9. No debemos olvidar ya que es muy importante que nuestras normas deben ser justas y ellos deben vivirlo de esa manera.
  10. Que debemos explicar a nuestros hijos según sus características, su edad y el momento de su desarrollo, con las palabras adecuadas  toda la información que queremos darles.
  11. Los límites y las normas nos ayudan a trabajar el control emocional. Es decir: las cosas no son lo que yo quiero y cuando yo quiero.
  12. No olvidemos que los hijos son espejos nuestros que todo lo imitan.
  13. No utilices amenazas o el miedo para que te obedezcan. El niño desarrollará miedos cada vez mayores y acabará amenazándote.
  14. Y no olvides expresar las órdenes en positivo.
    • En vez de: «¡No tires los juguetes!
    • Prueba a decir: «Recoge los juguetes y déjalos en su sitio, así no se estropearán».

SITUACIÓN: Padre o madre están con el hijo en el parque jugando y se hace tarde, las actitudes pueden ser diferentes.

Podemos decirle: «Vámonos a casa que se ha hecho tarde, recoge tus juguetes». Cómo no hace caso, le cogemos bruscamente del brazo y le gritamos que recoja de una vez.

Otra actitud: «Recoge los juguetes porque vamos a irnos a casa y tenemos que cenar para que luego no se haga tarde y mañana puedes levantarte contento para ir al cole y sin sueño». 

Pasados unos minutos, la niña o el niño no hace nada, no recoge.

Entonces su madre o padre vuelve a repetirle y ya de forma más firme y con seriedad: «Es hora de volver a casa, ven a recoger». 

Cuando ya por fin el niño o la niña se ha calmado y ha dejado de llorar, su padre o madre puede decirle: «Lo has hecho muy bien y como mañana es viernes, podrás quedarte más tiempo». Así podemos volver con él/ella a casa de buen humor.

Estamos ante una actitud que es equilibrada entre el dar una orden clara de forma firme y, a su vez, darle un reconocimiento que sirve de apoyo.

No hay una fórmula mágica, pero aplicando este tipo de consejos con paciencia y mucho amor, nuestro hijos poco a poco irán mejorando sus conductas y lo que es más importante se darán cuenta de que sus opiniones se escuchan, que pueden elegir y que sus padres están presentes.

¿Tienes algunas dudas sobre cómo gestionar las desobediencias? Déjame un comentario o si prefieres hablamos por mail. 

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