Es normal que los niños necesiten repetir una y otra vez las mismas cosas. Ver la misma película, leer el mismo cuento… Este tipo de manías o costumbres van a ir desapareciendo a lo largo del tiempo conforme vayan alcanzando más edad. Sin embargo, cuando esas manías o hábitos pueden resultar desagradables para ellos o no les dejan desenvolverse con facilidad es cuando debemos ir ayudándoles poco a poco para que vayan desapareciendo. En el post de hoy os quiero dar una serie de tips para que a través del juego podáis identificarlas y poco a poco conseguir que vayan desapareciendo.
Cómo ayudar a nuestro hijo a identificar una manía o un hábito
En primer lugar, para conseguir ayudarles necesitamos dedicarles un poco de tiempo y explicarles el proceso, como si fuera un cuento, a través del juego.
Este ejercicio comienza explicando a nuestros hijos que un «hábito» es algo que se repite muchas veces sin pensarlo o incluso sin darse cuenta. Es una acción que hacen de forma automática y hay muchos hábito buenos.
En este punto, les podemos pedir a nuestros hijos que hagan una lista de «hábitos buenos». Vamos a poner un ejemplo:
- Usar la servilleta después de llevarse comida a la boca.
- Comer con la boca cerrada.
- Lavarse los dientes después de comer.
Estamos ante hábitos que les ayudan a estar más sanos y a que todo sea más agradable. Sin embargo, existen hábitos que pueden causar problemas y ser desagradables. En este sentido, al igual que en buenos vamos a pedir que hagan un listado de hábitos desagradables. Por ejemplo, algunos hábitos que podemos considerar desagradables son:
- Morderse las uñas.
- Chuparse el dedo.
- Morder la ropa.
- Rascarse las heridas, las picaduras o los granos.
- No tirar de la cadena del baño.
Una vez realizados ambos listados, lo que tenemos que hacer es ayudar a que nuestros hijos reconozcan alguna manía desagradable y felicitarse por darse cuenta de ello. El siguiente paso es hablar con ellos y explicarles que es probable que hayan intentando dejarlo, pero no es fácil. Todo lo contrario, sabes que es muy difícil parar en seco una manía, así que les quieres ayudar a poder hacerlo.
El juego: la clave para modificar las manías de los niños
A través del juego vamos a intentar establecer un nuevo hábito que ocupe el lugar de la manía desagradable porque esas manías le supeditan en su día a día.
Tenemos que tener en cuenta que normalmente las manías sirven para algo y, por ello, la mejor manera de librarse de ellas es conseguir que adquieran un hábito nuevo. Sin embargo, no es tan sencillo. No sirve solo pensar: «No voy a hacerlo» o «voy sustituirlo por un hábito bueno». Lee muy atentamente porque en este momento es cuando empieza el juego.
El juego de las llaves
Les vamos a explicar que las manías son como candados que tienen una llave y que les vamos a dar un juego de llaves para abrir esos candados. Todas las manías desaparecen con un total de cinco llaves:
1.- La primera llave se llama BLOQUEAR.
O lo que es lo mismo poner un obstáculo a su manía. Pongamos un ejemplo para entenderlo mejor:
Si tu hijo se muerde mucho las uñas, puedes ponerle una tirita.
Si se chupa el dedo por la noche, unos guantes para ir a la cama.
Si tira de sus pestañas, un gel para que no puede tocarlas.
Si se rasca heridas o picaduras, taparlas.
La llave de bloquear es esencial para comenzar este juego. Para que sean más conscientes podemos escribir con ellos todos los planes que tienen para bloquear su manía. Dejándolo por escrito les puede quedar más claro este procedimiento.
2.- La segunda llave es la de JUGAR.
Muchas veces nuestros hijos necesitan tener sus manos y sus bocas ocupadas, por eso chupan, mordisquean, muerden… Lo malo es que esas manías o hábitos, muchas veces, les hacen daño en los dedos, en la piel, les estropean los dientes, se hacen heridas que no se curan… Les podemos sugerir que hay un montón de cosas que pueden hacer para tener las manos y la boca ocupadas que sean divertidas y entretenidas.
Además, es esencial pensar en qué sitios suelen llevar a cabo esas manías y a esos lugares los llamaremos SITIOS PELIGROSOS. En este punto también podemos hacer otra lista para identificar esos espacios. Por ejemplo:
- Cuando están haciendo los deberes sentados.
- Por la noche antes de dormir.
- En el asiento de atrás del coche.
- Cuando están viendo la tele.
Una vez identificados estos sitios, podemos escribir qué puede hacer para tener las manos ocupadas y evitar así realizar ese hábito. Por ejemplo:
- Jugar con una pelota de goma.
- Tocar una piedra que llevas en el bolsillo.
- Hacer nudos con un trozo de cuerda.
- Jugar a moldear plastilina.
O para tener la boca ocupada como:
- Silbar.
- Cantar.
- Contarse los dientes con la lengua.
- Mordisquear una pajita.
- Masticar chicle.
Será importante que ellos reúnan esas cosas que necesitan y las coloquen en esos lugares denominados «sitios peligrosos» para irse preparando. Es decir, que no esperen a que llegue la manía sino que lo tengan allí. Por ejemplo, cuando se siente en el asiento de atrás del coche que saque el cordón y se ponga a hacer nudos.
3. – La tercera llave se llama MOVER.
Muchas manías tienen relación con el movimiento porque les tranquiliza y les alivia. Sin embargo, esos hábitos les hacen daño, así que tienen que entender que van a sustituir otra cosa que suponga movimiento y aquí pueden hacer otra lista. Por ejemplo:
Si se muerde las uñas, podrían mordisquear jamón curado o un poco de queso curado.
Si se suele rascar los granos o la piel, podrían poner etiquetas en una caja, dar pellizcos a una pelota de goma…
Si se suele chupar el dedo, podrían chupar un trozo de ropa limpio, un palo de caramelo o sorber un zumo con una pajita.
4.- La cuarta llave se llama DESPERTAR.
Con este candado queremos que se orienten hacia la parte de su cuerpo que necesite más atención. Vamos a explicarlo más detalladamente para entenderlo mejor.
Si tiene la costumbre de tirarse del pelo, podría peinarse el pelo 100 veces, que mamá te dé un masaje en la cabeza o ponerse crema en el pelo.
Si la tendencia es morderse las uñas, podría pintarse o limarse las uñas.
5.- Y, finalmente, la quinta llave es la de la EMOCIÓN.
Estamos ante la más importante. Muchas veces tienen que entender que esas manías están relacionadas con que están aburridos, nerviosos, tristes, furiosos, avergonzados… Es decir, que tienen emociones que no saben manejar.
Debemos explicarle que las emociones son como el aire cuando se inflan globos. Si se infla, pero el aire no sale del globo y acabará explotando. Pues podemos decirles que con las emociones puede pasar lo mismo.
Tienen que aprender a expresar sus emociones para dar salida a esa tensión, que haga que su cuerpo esté más relajado. Deben pensar que tienen esas manías para aliviarse y tranquilizarse pero no necesitan hacerse daño para liberarse de la tensión. La mejor forma de hacerlo es compartir lo que sienten con las personas que más les quieren: con papá o mamá. Tienen que entender que cuando tengan sentimientos o emociones fuertes, no hay nadie que les pueda ayudar mejor que nosotros.
Y aquí podemos hacer una última lista de cosas que les puede ayudar a perder su tensión. Actividades con las que se diviertan y evadan, hacer ejercicio, salir andar, ir en bici, patinar, cantar, saltar a la cuerda, correr, tocar un instrumento…
Reto de 21 con el juego de las llaves
La ciencia asegura que hacen falta 21 días para cambiar un hábito. Por tanto, les podemos proponer un reto. Durante 21 días tienen que usar las cinco llaves todos los días. Para conseguir superar el hábito y que sea eficaz les podemos proponer un premio. Así que habla con él/ella y acuerda un premio que le apetezca.
Para hacerlo un poco más divertido y visual, podemos crear una pequeña tabla en el que anotemos la fecha y pinte la llave que ha utilizado del color que quiera. Si utiliza las cinco llaves habrá ganado cinco puntos y cuando llegue a los 30 le daremos un primer premio. A las 60 llaves obtendrá un segundo premio y así, sucesivamente.
Probad y contarme.
Aunque muchas de las manías que tienen adquiridas los niños pueden resolverse en casa, hay ocasiones donde esto no es posible y se requiere una ayuda profesional. Si tienes cualquier duda con respecto a las manías de tus hijos, no dudes en escribirme y me pondré en contacto contigo.
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