La economía de fichas sirve para incrementar el patrón de conductas alternativas a las suyas, así como para conseguir mayor flexibilidad comportamental y emocional. La motivación es esencial para que los jóvenes adquieran nuevas conductas en todos los ámbitos tanto el escolar como el familiar o social con mayor facilidad y eficacia.
Por eso, hoy os voy a hablar de cómo implantar una economía de fichas para tus hijos. Es un sistema que podemos aplicar tanto en niños como en adolescentes.
¿Qué es la economía de fichas?
Es un sistema conductual que se basa en el uso de contingencias físicas, como por ejemplo, puntos que se darán cada vez que realice las tareas de forma adecuada.
Al final de la semana, si consigue al menos la mitad de los puntos, obtendrá dos recompensas.
Por un lado, seguir con sus privilegios por ser responsable, y por otro lado, se añadirá un factor motivacional. Una recompensa, no tiene por qué ser material. Puede ser hacer algo juntos, que sea él o ella el que escoja algo que le guste u otra recompensa que les motive. Darles el poder de la elección es muy importante para ellos porque les hace sentir más independientes y con mayor libertad.
De esta manera, el premio que se consiga será un reforzador demorado para que refuerce mucho más las conductas alternativas a trabajar.
Estamos ante un sistema de ayuda física temporal, que tendremos que ir retirando poco a poco. En este sistema solo permanecerá el refuerzo motivacional intrínseco y las consecuencias naturales de sus conductas adaptativas.
Se realiza la economía para que vaya adquiriendo en su repertorio conductas alternativas a las suyas, menos rígidas y más flexibles, y empezaremos con este sistema donde se complementan ambos reforzadores (motivaciones y físicos).
¿Cómo trabajar la economía de fichas?
Para empezar, vamos a trabajar conductas sencillas y básicas. Concretamente, el aumento del contacto visual y el seguimiento de instrucciones ( pre-requisitas conductuales) para los más peques de la casa.
Este sistema también se puede trabajar en adolescentes, sin embargo cambiaría las conductas que se deben trabajar.
El aumento del contacto visual
Se trabajará cuando le llaméis por su nombre también cuando le habléis. Normalmente, les cuesta mantener el contacto visual, sobre todo cuando se encuentran desempeñando tareas con gran dificultad que les pueden generar frustración o rabia.
Vamos a trabajar el contacto visual en tareas cotidianas y fáciles. Así, cuando se enfrente a tareas de mayor dificultad, no sea aversivo para él y le cueste menos reaccionar de manera más adaptativa.
Os pongo un ejemplo paso a paso:
- Llámale por su nombre y que os mire, si está con una tarea que le sea más motivacional que la presente a realizar, no os va a hacer caso.
- Entonces, retírale lo que está haciendo, dile que lo deje un momento y que te mire y cuando lo haga refuérzaselo.
- Una vez lo haya hecho, devuelve le lo que está haciendo para que discrimine que cuando le llamen o le hablen, tiene que mirar.
Cuando nos dirijamos a nuestros hijos debemos hacerlo con frases cortas y claras. Por ejemplo: «Si no me miras, no hablamos» y, en ese momento, le retiramos la atención hasta que no nos mire.
Debemos reforzarle mucho verbalmente cuando lo hace, aunque sea unos segundos y hacerlo todos los días, varias veces. Primero unos segundos, luego unos minutos y así progresivamente.
El seguimiento de instrucciones
Realizará tareas de autocuidado básicas, esenciales para luego poder seguir trabajando con más profundidad a nivel emocional y conductual.
Lavado de dientes, ducha, vestirse, hacer la cama… Como estas tareas no son un hábito para ellos, se les darán las reglas a seguir incluso al principio, para que no sea tan aversivo, lo pueden hacer con nuestra ayuda, pero no debemos hacérselo.
Algunas pautas que debemos tener claro como padres, para conseguir buenos resultados en esta tarea son:
- Si se enfada o grita ( llamadas de atención) debemos retirar nuestra atención para que discrimine que su conducta no funciona. Es muy importante seguir esta pauta para implementar límites y desvanecer esas conductas desadaptativas por su parte. Si le argumentáis u os enfadáis con él/ella, no le ayudará porque para él/ella esas conductas son reforzadoras, ya que obtiene refuerzo positivo.
- Si tiene dificultad para seguir las instrucciones o hacerlas, podemos hacerlo primero nosotros (moldeamiento) y luego ellos.
- Reforzarle mucho cada vez que lo intente o lo consiga, ya que es fundamental nuestro refuerzo motivacional para sentirse importante y eficaz. Si no realiza las tareas adecuadamente, seguirá acumulando puntos, pero no habrá premio semanal. Es esencial que sea consciente de ello y de las reglas, con las pérdidas y las recompensas correspondientes a sus conductas y la presencia de los límites vamos a flexibilizar su conducta poniendo en marcha la actuación con nuevas acciones alternativas a las habituales.
Cuando no quiera continuar con una tarea porque no le guste, le dé pereza, se niegue o se enfade por ello, debemos enfatizarle que si quiere el premio final, tendrá que esforzarse porque él/ella es capaz de realizarlo exitosamente, como en muchas otras ocasiones lo ha demostrado y ponerle ejemplos de ello para fomentar su motivación,
Nuestra tarea como padres es, por un lado, motivarles para lograrlo y, por otro, ser capaces que reflexione sobre las siguientes cuestiones:
- Quien es el jefe/a TÚ o el enfado, la rabia, el aburrimiento? (lo que sea que le produzca actuar de una manera inadecuada).
- Depende de ti que ganes o no.
- Al igual que se te da su espacio y privilegios por ser mayor, a su vez él/ella debe asumir la responsabilidad sobre sus conductas y obligaciones correspondientes.
- Si no actúa acorde a sus obligaciones, ese espacio y confianza que se le da, se reducirá , ya que no cumple los requisitos preestablecidos.
- Cada vez que realice cualquier acción: recoger, los deberes, obedecer, tareas del hogar, ducharse, comprar, obedecer, vestirse, cepillarse los dientes… en vez de actuar según sus propias normas internas, como la pereza, o no hacer caso o enfadarse… vamos a introducir una nueva pauta de actuación.
- Debe saber que si no cumple dichos requisitos no obtendrá los beneficios correspondientes. Perderá sus privilegios y su posible premio (factor motivacional).
La clave es que realice las tareas o conductas que debe aunque no quiera o le cueste, no dejándose llevar por su malestar interno.
Si lo consigue reforzarle mucho a nivel verbal y recordarle la capacidad que tiene y los logros conseguidos.
Las recompensas en la economía de fichas
Los premios o recompensas en el sistema de la economía de fichas son esenciales. Hay dos tipos de premios unos que ya tienen, que serían sus privilegios por ser mayores y los otros más motivacionales.
Sin embargo, recuerdo que debemos huir de premios materiales y apostar por aquellos en los que pueda sentirse protagonista como por ejemplo, elegir que quiere cenar.
Por otro lado, recordar que en el momento en el que haya algo que le moleste o le dificulte para seguir con la actividad , es necesario reforzarle para que entienda que si cumple con las reglas establecidas aunque le cueste, se acercará a los dos premios, seguir con sus privilegios por ser responsable y ser mayor, y además el factor físico (premio), como recompensa motivacional.
Es importante enseñarle cuantos puntos lleva cada día y cómo se va acercando al premio pero que lo podamos controlar. El número de puntos total para conseguir el premio puede ser, por ejemplo, 14 puntos por semana, pero lo podemos adaptar a lo que nos sea más útil y eficaz.
Vamos a coger un papel y ponemos los días de la semana y los puntos que vayan consiguiendo. Debemos dejarlo en un lugar visible como, por ejemplo, la nevera para que puedan verlo, les motive y sean conscientes de cómo van. Esto puede servir como incentivo para aumentar su motivación.
El premio, únicamente, se le dará una vez hay conseguido la mitad de los puntos posibles durante toda una semana entera. Debe conocer que se le da por actuar de manera diferente a lo acostumbrado o por hacerlo bajo condiciones adversas como el enfado o la pereza. Reforzarle que a pesar del enfado o la pereza ha conseguido hacer los deberes, por ejemplo, sin protestar.
Recomiendo que se refuerce esa conducta diferente a la cual no está acostumbrado/a, todas las veces que se pueda durante el día, hasta el final de la semana.
Es importante recordarle que realice sus tareas de manera diferente, sin enfadarse aunque le cueste. Entendemos como sus tareas: las tareas de casa, seguir instrucciones, contacto visual, no hacer ruidos con la boca, obedecer, las relaciones sociales y familiares… Estas pautas son para que poco a poco, adquiera en su repertorio diferentes estrategias de actuación para un mismo objetivo, sin aferrarse a sus únicas reglas preestablecidas y poder obtener mayor fluidez y flexibilidad en su repertorio comportamental,
Si no realiza las actividades que le corresponden o tiene conductas disruptivas en ese momento, hacerle discriminar el coste de sus consecuencias y retirarle reforzadores positivos como ver la tele o jugar a la play…. y si cumple con sus responsabilidades diarias, se le dará un tiempo para dichos privilegios diarios como refuerzos motivacionales. De esta manera, debemos ponerle en marcha el uso de reforzadores positivos y negativos , excluyendo el castigo ya que no es eficaz su uso y es efímero.
Importante verbalizarle que si cumple con sus responsabilidades como mayor que es tendrá sus privilegios pero si no se comporta acorde a un niño/a de su edad, se le reducirá ese espacio de privilegios.
Misma dirección y más tiempo juntos
Para que el sistema de economía de fichas funcione, los padres deben trabajar los dos en la misma dirección, ya que en el hogar es dónde mayor parte del tiempo pasa y vuestra implicación es un pilar esencial para su mejoría en el área emocional y comportamental.
Puede ser difícil, pero es imprescindible trabajar estas pautas a diario para que se vayan incorporando en su repertorio estas nuevas pautas de actuación y por ello hay que entrenarlo diariamente para que se consolide.
Siempre recomiendo a los padres que realicéis tareas juntos. Por ejemplo recoger juntos, o si tienes que trabajar en casa que él ayude a colocar los papeles, echar gasolina juntos…
El objetivo es que a través de estas herramientas, los reforzadores y la motivación de los padres cambia su repertorio conductual. Además, después de un tiempo, consiga hacer las cosas de manera más fluida y autómática y que extienda esas buenas conductas a otras áreas de su vida.
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