¿Katia, cómo puedo establecer límites con mis hijos? Esta es una de las preguntas que más recibo en el día a día por parte de los padres. La teoría entre los progenitores está clara y son conscientes de la necesidad de establecer límites a sus hijos para una educación positiva basada en el respeto y el amor. Sin embargo, las dudas les asolan cuando hay que ponerlo en práctica.
Por eso hoy, os traigo un post en el que voy a intentar aclarar el cómo, cuándo y por qué establecer límites con tus hijos, con ejemplos en situaciones cotidianas que pueden vivir los padres en su día a día. Si te interesa sigue leyendo porque te ofrezco un pequeño tutorial para ponerlo en práctica con tus hijos en casa.
Límites ineficaces: cuando el NO significa sí/tal vez/a veces
Vamos con un ejemplo con el que comprender la ineficacia de esa situación.
Pedro coge una tableta de chocolate del armario media hora antes de cenar.
Su madre le dice: ¡Pedro! Sabes que no puedes coger chocolate antes de cenar sin mi permiso.
Pedro le mira y continúa tomando otra onza de chocolate.
¿No entiendes que si tomas ahora el chocolate no vas a cenar? Me gustaría que me pidieras permiso siempre que quieras comer chocolate, ¿vale?
Pedro dice sí con la cabeza y sigue tomando chocolate.
Cuando termina, su madre le mira y le dice: «Muy bien cariño, la próxima vez sé que me pedirás permiso, ¿verdad?»
Con este ejemplo, está claro que Pedro no ha aprendido a pedir permiso antes de tomar chocolate. Sin duda, ha entendido lo que su madre le dice. Sin embargo, lo que realmente ha aprendido es que puede tomar chocolate sin permiso siempre y cuando luego esté dispuesto escuchar a su madre decir las mismas cosas de siempre. Por tanto, los límites que ha transmitido la madre a Pedro no son eficaces.
Los límites no eficaces son normas, pero solo teóricamente. En realidad, no son normas, ya que en la práctica transmiten un mensaje poco claro y ambiguo. En el ejemplo hemos visto cómo con palabras se dice un cosa, sin embargo la actitud de la madre de Pedro dice otra muy distinta. Tanto es así, que Pedro no para de tomar chocolate, a pesar de haber captado con claridad el mensaje.
Estos límites ineficaces no nos van a permitir conseguir nuestro objetivo de educación con nuestros hijos
Con estos límites no vamos a conseguir modificar las conductas desadaptativas, fomentar las positivas ni promover un aprendizaje positivo, simplemente no nos van a dar resultado. Incluso muchas veces dan el resultado contrario, ya que facilitan que las malas conductas se acentúen y se conviertan en una lucha de poder.
Los niños que reciben límites ineficaces, a menudo aprenden hacer lo mismo y dan respuestas igualmente ineficaces como:
¡Ya voy!
¡Ahora!
¡Sí, en un rato!
Saben que el mensaje verbal no es concluyente.
Todos los mensajes ineficaces implican que no es necesario ni obligatorio obedecer
¿Cómo suelen ser estos límites ineficaces?
- Expresados con poca firmeza. La obediencia no es obligatoria y cuando los hijos reciben estos mensajes normalmente los desafían, precisamente para ver hasta dónde pueden llegar. De hecho, Pedro seguía comiendo chocolate.
- Mensajes repetitivos. Mensajes que los padres repiten constantemente hasta que los hijos acaban ignorándoles y desconectando.
- Sermones muy largos. Los niños aprenden rápidamente que aparte de lo pesado que es el sermón de su madre o de su padre durante el cual desconectan podrán seguir haciendo lo mismo.
- Ignoran una mala conducta. Si realmente estamos muy cansados y no tenemos fuerzas, hay veces que preferimos ignorar esa conducta inadecuada. Entonces, el mensaje que les estamos dando es: ¡Adelante! ¡Puedes seguir con ella! Todo esto nos pasará factura.
- Sin instrucciones claras. Si queremos realmente poner fin a una conducta desadaptativa de nuestros hijos, necesitamos expresar los mensajes de forma directa, clara y específica.
- Dar mal ejemplo. No podemos transmitir un mensaje que nosotros no practicamos, ya que harán lo que nosotros hacemos, no lo que decimos.
- La negociación siempre como una posibilidad. Para los niños negociar quiere decir que existe siempre la opción de hacer lo que ellos quieren y convencerte de que así debe ser. Hay que tener cuidado de no dar lugar a que nuestros hijos cuestionen y redefinan tus normas.
- Los combates verbales. Suponen una lucha de poder en la que el hijo va a provocar y a buscar cuál es el grado de firmeza de nuestros límites.
- La falta de coherencia entre los padres. «Papá me dice que no lo haga, así que tú no me puedes obligar». Los mensajes que no sean congruentes entre ambos padres dan lugar a una situación siempre conflictiva.
Límites eficaces: cuando el NO significa realmente NO
Los límites firmes conllevan información clara sobre cuáles son las normas y qué esperamos de la conducta de nuestros hijos. Los niños que se educan con límites claros saben lo que queremos porque se lo decimos con claridad.
Las palabras coinciden con nuestros actos. Se toman en serio lo que les decimos y saben que tienen que colaborar cuando se lo pedimos.
Y por todo ello, la comunicación con ellos mejora y no cuestionarán tanto nuestros límites.
El límite claro es una herramienta fundamental en la educación positiva de nuestros hijos
¿Cómo podemos transmitir límites claros y firmes?
- El mensaje debe ir dirigido a la conducta desadaptativa de nuestro hijo, no a nuestro hijo. No podemos dañar los sentimientos ni la autoestima del niño.
Podemos decir a nuestra hija: «Por favor, ahora estoy hablando por teléfono, cuando termine me dices y hablamos». En vez de: «¡Qué pesada eres!»
- Tenemos que ir al grano. Los límites deben ser firmes e informar de forma directa sobre lo que queremos, sobre lo que es necesario y cuantas menos palabras utilicemos, mejor.
- Debemos utilizar nuestro tono de voz normal. El tono de voz es muy importante. Levantar la voz, gritar… transmite una pérdida de control. Nosotros tenemos que transmitir nuestra firmeza con determinación pero hay que hacerlo con naturalidad, no de forma brusca. Recuerda: no hay necesidad de gritar o levantar la voz, ya que nuestras palabras perderán fuerza.
- Explicar las consecuencias naturales: tanto si se cumple la norma dada como sino. Para que ellos tengan toda la información que necesitan antes de decidir si van a cumplir o no las normas que les transmitimos.
- Nuestras acciones tienen que ir de la mano de nuestras palabras. Nuestras palabras son solo la primera parte del mensaje y solo serán creíbles si van respaldadas por nuestros actos.
En mi próximo post, te resolveré algunas de las dudas más frecuentes que me trasladan los padres que apuestan por establecer límites a sus hijos. ¡No te lo pierdas!
¿Te ha gustado el artículo? ¿Quieres que hable de cómo establecer límites en una situación en concreto? Ponte en contacto conmigo o házmelo saber en comentarios.
6 comentarios
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Bea
Hola Katia, la verdad q lo explicas muy bien , y yo cometo muchos errores a la hora de establecer límites, pero como hago con mi hijo q nunca apunta la tarea ni la hace y dice q i nunca tiene nada q hacer ? A mi me agobia muchisimo, quizá se me ha juntado la adolescencia con mi menopausia y estoy desbordada.
La teoria está genial pero llevarlo a la practica es muy complicado , al menos para mi
Katia Aranzábal
Disculpa por el retraso. Hola, si es cierto que la práctica cuesta, es importante ver que consigue cuando actúa así, es decir , los niños, pre-adolescentes y adolescentes actúan de una determinada por que les es útil, obtienen un refuerzo inmediato porque buscan la vía más inmediata, cómoda y rápida. ¿Cuando él no lo apunta o no lo hace, que pérdidas obtiene? El contrato conductual es como una economía de fichas ( ayuda física) junto con las consecuencias naturales, le ayudará a discriminar el efecto de sus conductas y los costes.
Él tiene que ser consciente que si no estudia o no trae la agenda ( no cumple con sus responsabilidades) eso tiene un coste ( pérdida de frecuencia temporal de refuerzos positivos).
Si es cierto que con su edad y el tema del estudio, se juntan muchos factores y barreras psicológicas que pueden estar interfiriendo en su bienestar psicológico pero tendría que tener mucha más información concreta para poder darte pautas más concretas.
Cualquier duda, estoy a tu disposición.
Un saludo
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Bea
Hola Katia! Mi hijo de 14 años, no se esfuerza para nada en los estudios, está repitiendo y aun asi le dan igual las notas,consecuencia suspensos, y?…..a parte de el comportamiento q tiene està super rebelde y contestón, provoca hasta ponerte al limite y al final perdemos los nervios.
No sabemos q hacer .
Mil gracias
Katia Aranzábal
Buenos días,
Te he enviado un correo, cualquier cosa si quieres lo comentamos.
Que pases un buen día
Un abrazo