¿Hijos exigentes?. No, gracias

Desde luego si queremos desarrollar la autoestima en nuestros hijos, sabemos que debemos escucharles y tenerles muy en cuenta. Sin embargo, el hecho de estar muy pendientes y hacer demasiadas cosas por ellos, les pueden convertir en hijos exigentes, haciendo que esperen que siempre se cumplan sus expectativas.

Es muy fácil pasar de un extremo a otro. Bien nos convertimos un poco en sus esclavos, o bien no les hacemos caso, porque pensamos que no es importante lo que piden.

Desde luego los niños que tienen cierta autonomía, opinan y quieren intervenir en las decisiones familiares, lo cual es absolutamente normal. Pero cuando los niños están excesivamente mimados, entienden que deben cumplirse sus expectativas por parte de los padres y si no, es fácil que entren en luchas de poder.

Por supuesto los niños tienen que saber que pueden luchar por lo que quieren pero no exigir que los padres estén a su servicio.

Los niños deben aprender a tener cierta autonomía, a organizarse con antelación y a ser respetuosos con los padres.

El hecho de que los padres cedan sistemáticamente a las demandas de los hijos no es una muestra de amor, sino que les enseña de esta manera a que exijan cada vez más.

De ahí lo importante que es poner límites desde pequeños.

¿Qué se puede hacer?

Desde luego no hay porque dejar de hacer lo que estamos haciendo para atender siempre lo que exigen los hijos y tampoco debemos sentirnos culpables por ellos. Tampoco les ayuda que les enseñemos a no pensar en los demás y a ser exigentes.

Podemos ayudar a nuestros hijos a que cumplan lo que quieren, enseñándoles y dándoles herramientas para que ellos mismos vayan alcanzando sus objetivos.

Podemos enseñarles las diferentes posibilidades ofreciéndoles soluciones limitadas por ejemplo, ¿quieres servirte tú la leche o quieres que te ayude?

Hay que intentar negociar con ellos y ceder en algunas cosas, para que ellos sepan que eres de su equipo; ”yo te llevo y te recojo del entrenamiento si luego tú me ayudas a poner la mesa y a preparar la cena.”

Es importante que haya un planning y una organización familiar con antelación suficiente para que cada uno sepa las actividades de cada día.

No dejes que toda la responsabilidad recaiga sobre ti, ellos deben ser responsables de sus decisiones.

Ayúdales y acompáñales mientras aprenden nuevas habilidades y nuevas herramientas. Y cuando ellos tengan la iniciativa de hacer algo solo,  reconóceles  y valídales.

Hay que dedicarles tiempo para enseñarles a que resuelvan los problemas que generan si se cae un líquido al suelo o si se le rompe un plato,   hay que darles información y ayudarles con el ejemplo a resolver estas situaciones.

A veces les cuesta entender que los mayores necesitan tiempo para hacer sus cosas y para sí mismos. Es importante dejarles clara esta necesidad y explicarles cuáles son los tiempos libres para poder ayudarles.

Hay que demostrarles la confianza que tenemos en ellos para que se sientan capaces.

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