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Los padres viven con la culpa, piensan que podrían haberlo hecho mejor y, más aún, no saben cómo quitarse ese peso de encima. Esa carga la llevan tanto los padres como las madres
Tal vez muchas horas trabajando fuera de casa o apuntándoles a las clases extraescolares. Quizás por no tener tiempo para ir a recogerlos, trabajando desde casa, para conciliar con tu trabajo, y tener mayor dedicación a los hijos, pero sin llegan nunca a todo. Es un equilibrio. O incluso habiendo dejado de trabajar para dedicarse a ellos en cuerpo y alma y, a pesar de eso, sentirse frustrado por las conductas de los hijos… Existen múltiples situaciones.
La culpa viene de situaciones como: «he perdido los nervios», «no puedo más», «no me hago con él», «lo que hago no funciona», «podría hacerlo mejor pero no sé cómo»… Sin embargo, hay días en los que toda va bien, ahí los padres cogen fuerzas para seguir tirando.
Y es que el impacto emocional de las conductas de los hijos en los padres, es enorme y, muchas veces, no es fácil manejarlo.
La culpa: «Tendría que haberlo hecho antes»
Los padres, muchas veces, finalmente, se dan cuenta de algo que no querían ver: «A lo mejor necesito ayuda».
Es habitual decirse a uno mismo:
- «Ya se le pasará»
- «Voy a mirar en Internet»
- «Seguro que en encuentro la solución»
- «No necesito un psicólogo, qué vergüenza»
- «Es solo una mala racha»
Finalmente, dejan sitio a: «Acepto que esto se me escapa y me desborda, seguro que hay personas que pueden ayudarme y el que saldrá beneficiado es mi hijo».
Esto ocurre cuando los padres aceptan las situaciones y pueden verlas con la madurez necesaria, en ese momento aparece esa culpa de «podía haberle llevado antes al psicólogo».
Culpa por haber perdido la paciencia: «Este niño puede conmigo y me saca de mis casillas»
Eso se dicen los padres así mismos, cuando las situaciones les desbordan emocionalmente y les llevan a reaccionar de formas poco adecuadas.
Los padres no son perfectos y las conductas de los hijos van muchas veces a tocar la línea de flotación de los padres. No es fácil, en esos casos, mantenerse a flote.
Culpa por los pensamientos que generan las conductas de los hijos
«No, como me ha tocado este hijo a mí…»
Los pensamientos que surgen son frutos del dolor que producen muchas conductas, discusiones, desencuentros y peleas.
Pero tú no eres tus pensamientos, si los dejas pasar y te focalizas en el análisis sereno, volverás a conectar con el amor hacia tus hijos.
Culpa por las circunstancias
No hay que se asustarse por sentirse culpable
Divorcios y separaciones, lo que viene siendo una ruptura. A largo plazo va a producir muchos beneficios de los que todos aprenderán.
La culpa muchas veces trae información. Quizás debamos cambiar algunas cosas para poder sentirnos mejor. Desde pasar más tiempo con ellos hasta todo lo contrario, que nuestra presencia como educadores con ellos sea excesiva o nuestro carácter nos obligue a una reflexión.
La culpa, el principio del cambio de actitud con nuestros hijos
En ocasiones, la culpa nos lleva a compensar ese malestar que sentimos, dándoles caprichos porque creemos que no hemos estado a la altura o sobreprotegerlos y desvivirnos porque creemos que así, les vamos a compensar y nos vamos a sentir mejor. Desde luego, ambas opciones perjudican mucho a nuestros hijos.
Debemos diferenciar entre la culpa:
- Que paraliza y que lleva a tomar actitudes perjudiciales con respecto a los hijos.
- Que te lleva a hacer cambios pero siguiendo objetivos. Sin perder el norte para educarlos mucho mejor.
El cambiar con un fin concreto, nos convierte en padres con ganas de aprender, optimistas y comprometidos con su papel. Esta culpa será compatible con la paciencia. Hay que tener en cuenta que son demasiadas decisiones a lo largo del día y es normal que no todas sean acertadas.
Deben ser nuestros objetivos los que guíe nuestras decisiones
La culpa «NO» quita la responsabilidad de educar lo mejor posible a los hijos. Para educar bien, los padres no deben perder de vista el objetivo de hacerlo de forma consciente y buscando la felicidad de nuestros hijos.
A veces emociones como la culpa, suponen un lastre demasiado grande, para poder manejarlo solos. Pedir ayuda a un psicólogo infantil y juvenil puede darte muchas herramientas para que puedas lidiar sin dificultad con esta carga y educar mejor a tus hijos.
En este sentido, la Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT) es un tratamiento rápido y con efectos duraderos a largo plazo. Va dirigida al origen que dan lugar esas emociones y esas conductas desadaptativas que te producen malestar y te quitan la paz.
No dudes que a veces pedir ayuda, solo te va a producir beneficios a ti y a tus hijos.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row content_layout=»boxed» equal_height=»» animation_delay=»» disable=»» id=»» class=»» bg_type=»image» bg_image=»» color_overlay=»» enable_parallax=»» enable_pattern=»»][vc_column layout=»normal» vertical_align=»top» animation_delay=»»][vc_custom_heading text=»Posts relacionados» font_container=»tag:h2|font_size:25|text_align:left|color:%23f69b13″ use_theme_fonts=»yes»][/vc_column][/vc_row][vc_row content_layout=»boxed» equal_height=»» animation_delay=»» disable=»» id=»» class=»» bg_type=»image» bg_image=»» color_overlay=»» enable_parallax=»» enable_pattern=»»][vc_column layout=»normal» vertical_align=»top» animation_delay=»» width=»1/3″][vc_single_image image=»3977″ img_size=»300×150″ alignment=»center»][vc_column_text]
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Estoy de acuerdo .primero creo que tus hijos no son tus hijos sino los hijos de la época. Y yo en particular aunque lo pudiese hacer bien siempre me queda la sensación de que podría haberlo hecho mejor. De igual manera no son ellos la continuidad de nuestra vida y nuestros sueños.son una vida aparte libre y con sus propias metas. Nuestro deber es ayudarlos a encontrar su felicidad como sea que ellos la sientan siempre con responsabilidad y respeto al prójimo
Muchísimas gracias por tu opinión. Efectivamente, ellos deben tener sus propias metas y sueños y los padres deben apoyarles y animarles para conseguirlos.