¿Te gustaría que tus hijos tuvieran una buena autoestima? Creer en nuestros hijos les ayuda a explorar sus capacidades, les permite sentirse apoyados, alentados y respetados y esto es lo que necesitan para que sientan que son únicos e irrepetibles. Y es que si creemos en ellos, les daremos alas que les harán sentirse más autónomos y capaces. Sentirán que pueden conseguir todo aquello que se proponen por el simple hecho de que nosotros creemos en ellos firmemente y eso les hará sentirse capaces. Con ello, aumentará su AUTOESTIMA.
Si crees en la luz que hay dentro de tu hijo, el brillará, pero si no valoras lo que hay dentro de él, nunca logrará desplegar todo su potencial.
El poder de creer en uno mismo
El psicólogo Robert Rosental hizo un experimento en los años 60 para demostrar cómo las expectativas influyen en el comportamiento de los niños. En una escuela de primaria hizo un test de inteligencia y sin tener en cuenta los resultados, eligió al azar a la mitad de la clase y les dijo que tenían un coeficiente intelectual muy superior a la media.
Al terminar el trimestre esos niños, elegidos como de un coeficiente intelectual alto, habían sacado notas mucho mejores que los demás. Lo que pasó es que los profesores se lo creyeron y les trataron como a niños muy inteligentes, aventajados y eso actuó transformando y estimulando las capacidades de esos niños.
Tanto si crees que puedes como si crees que no puedes, en ambos casos tienes razón. Henry Ford
Y es que si los demás piensan que no somos capaces y los creemos tendrán razón. Lo mismo ocurre con nuestros hijos, ya que según lo que pensemos nosotros de ellos, los niños darán la orden a su mente para que ocurra lo que esperamos.
Hay que tener en cuenta que el referente más importante que tienen nuestros hijos, en quienes realmente se fijan es en nosotros. Por tanto, nuestra fe en sus capacidades es fundamental. No lo olvides, si crees firmemente en tu hijo y se lo demuestras, le estarás aportando la seguridad suficiente para que lo intente y pueda conseguirlo.
Os invito a recordar un momento en el que sentiste una profunda satisfacción por lo que visteis en vuestro hijo. Un momento en el que te sorprendiera por alguna habilidad especial, algún éxito especial o alguna cualidad especial que te llamara la atención. Y haceros las siguientes preguntas:
- ¿Qué es lo que te impactó de vuestro hijo?
- ¿Cómo te hizo sentir?
- ¿Qué hiciste?
- ¿Cuál fue tu actitud con él/ella?
- Piensa en los rasgos que admiraste.
- ¿Cómo crees que se sintió vuestro hijo/a cuando vio tu admiración y orgullo cuando estabas a su lado?
- ¿Cómo os demostró lo que sentía?
- ¿En qué creéis que le ayudaste ese día?
Y ahora podéis reflexionar y pensar: ¿Cómo sería tener siempre esa mirada hacia vuestros hijos en el día a día?
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