¿Sería mejor entender a tu hijo sin culparle cuando se porte mal? Así podrás ayudarle mejor
Los niños y adolescentes no saben aún identificar, controlar, manejar y escuchar sus emociones. Y es que detrás de un mal comportamiento hay una emoción que les desborda y que no saben cómo manejar.
Por supuesto, tendremos que ver si son conductas muy frecuentes o de mucha intensidad, en cuyo caso, deberías buscar un profesional, un psicólogo que te ayude para que tú puedas, a su vez, ayudarle a gestionarlo y que le ayude a tu hijo si es necesario. En esas ocasiones, tu respuesta es fundamental.
¿Te pones a gritarle a repetir todo el tiempo lo mismo o a reaccionar con violencia?
Esto hará que el niño se meta más en la conducta disruptiva y que tú acabes perdiendo la paciencia del todo. Solo le ayudarás con paciencia, poniendo límites y normas e intentando empatizar y comprenderle.
Será esa actitud la que le enseñará a autorregularse, a conocerse y cómo conocer y manejar lo que siente
Un buen punto de partida es esperar a que se calme para averiguar cuáles son las emociones que le desborda y por qué. El controlar las emociones para que no se apoderen de ellos y les hagan perder el control, se llama ‘inteligencia emocional’ y no se nace habitualmente graduado en ella.
¿Cómo desarrollar la inteligencia emocional para gestionar las emociones ante un mal comportamiento?
La inteligencia emocional vamos desarrollándola con los años, con las experiencias y con el aprendizaje y, sobre todo, a través de los errores y de su correcta interpretación.
La próxima vez que tu hijo tenga emociones como las que le han invadido en el último enfado y le han hecho portarse mal, podría saber que puede contártelo para que tú le ayudes a manejarlo. Házselo saber que tenga claro que cuenta contigo. Eso irá marcando poco a poco una gran diferencia en su comportamiento.
Hay que explicarle que existen muchas emociones diferentes, todas ellas necesarias, pero algunas son desagradables y pueden molestarle, si no la sabemos manejar.
Vivir conlleva aprender
¿Te ha gustado el artículo? ¿Tienes dudas ante la gestión de las emociones de tus hijos? Déjamelo en comentarios.