Hemos disfrutado de un tiempo en el que hemos roto con las obligaciones académicas de nuestros hijos y hemos aprovechado para disfrutar y cargarnos las pilas.
La vuelta del verano y a la rutina, no debe asociarse a, “se acabó todo lo bueno», sino que vamos a dosificar la energía que traemos, para que la vuelta sea un cambio llevadero y positivo.
¿Es un buen momento para replantearse nuevos objetivos?
También septiembre puede ser un mes en el que nos replanteemos nuevos objetivos a nivel personal y a nivel familiar. Esto puede marcar la diferencia y añadir ilusiones y metas.
Los Cambios no se producen solos y requieren siempre un trabajo y un esfuerzo. La familia es un “sistema “que funciona como un engranaje de diferentes piezas y debemos ser conscientes de que si queremos modificar el funcionamiento y el movimiento de alguna de esas piezas, esto repercutirá en todo el engranaje.
Por lo tanto podemos hacernos responsables de los cambios que proponemos en nosotros mismos, siendo conscientes de los cambios que buscamos en nuestros hijos.
¿Por dónde podemos empezar?
Mi trabajo termina cuando salgo de mi oficina, consulta o despacho. Dejo los problemas allí, consciente de que fuera de mi trabajo soy padre, madre, hijo, hermano o amigo.
Dedico tiempo a pensar cómo facilitar la vuelta al cole a mis hijos. “El cambio horario», lo podemos hacer poco a poco, unos días antes vamos modificando los horarios en los que se acuestan y se levantan, no de forma bruscas sino de forma flexible y progresiva.
Háblales en positivo. Es decir, ayúdales a organizar, ya que todavía hace buen tiempo, actividades al aire libre, tanto al salir del cole, como los fines de semana.
Plantéales planes divertidos que prolongan el bienestar y el ocio durante los primeros fines de semana.
¿Pasar de 0 a 100?
Tus hijos han tenido 2 meses de vacaciones y por lo tanto es importante que la transición sea progresiva. No es necesario que el primer día se sienten a hacer deberes durante dos horas, sino que haya un periodo de adaptación en el que disfruten de actividades al aire libre, y que poco a poco, se vayan adaptando a los nuevos horarios y hábitos.
Motivación SI pero obligación NO. Que el primer contacto con el curso y con los libros esté basado en la motivación.!!
Los padres podemos hacer un trabajo importante para que no sientan que cae una losa sobre ellos, sino para sentir que todo esfuerzo tiene una recompensa y que tiene delante muchos retos positivos y que estaremos a su lado para ayudarles y apoyarles.
Ayudarles a gestionar sus emociones. La vuelta al cole implica emociones que van a necesitar gestionar, para que no se conviertan en frustración, desgana, apatía, o incluso rechazo. Ahí debemos estar los padres para ayudarles a gestionarlas. Mantener abierta la comunicación y el diálogo es importante.
Ayudarles a preparar el material escolar, incluso proponer algún cambio en la decoración de su cuarto de estudio para que se sienta a gusto y cómodo.
Estrenar cosas siempre les hará ilusión.
Crear una lista de metas que les motiven y les hagan ilusión, puede ser una motivación importante. Siéntate con ellos a escribir una lista y pon ese papel en un sitio a la vista.
No olvidemos enseñar con el ejemplo y que vean en nosotros esa actitud motivadora y contagiosa.
Y tenemos que tener mucha paciencia…no olvidemos que nuestro refuerzo, nuestra escucha, nuestra comprensión y nuestra empatía, son fundamentales cada principio de curso escolar.
También es el momento de analizar qué problemas tuvo en el último curso.
Las asignaturas que más problemas les dieron, las relación con los compañeros, los miedos, la falta de sociabilización o si tuvo algún problema con algún profesor o con alguna persona en concreto o con alguna asignatura.
Debemos estar pendientes y enfrentar el curso ofreciéndole un apoyo o un refuerzo que pueda ayudarle a enfocar con nuevas herramientas y desde otra perspectiva las situaciones que vivió, para que no se repitan.
Buscar apoyos para darles herramientas y para que no incurran en los mismos errores o las mismas situaciones frustrantes.
No olvidemos que los niños muchas veces expresan su malestar a través del comportamiento, y el fracaso escolar es un reflejo importante de muchos bloqueos emocionales.
La mejor forma de evitar el fracaso escolar es ofrecerle desde el principio una ayuda que le enseñe a gestionar sus propias emociones. Podemos ofrecerle un apoyo tanto a nivel cognitivo y académico como a nivel emocional, que le proporcionen herramientas adaptadas a sus necesidades.
El protocolo de intervención para niños y adolescentes diseñado por Katia Aranzábal, que lleva implementando desde hace unos años, con resultados respaldados con estudios científicos. Es un protocolo, de 8 semanas de duración, que se imparte con carácter individual adaptado a las necesidades de cada niño. Está orientado a aumentar el rendimiento, la atención y el rendimiento académico.
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