¿Límites o castigos?

Cuando los hijos están desbordados emocionalmente, provocan en los padres una fuerte reacción emocional. A ellos, sobre todo cuando están cansados físicamente, normalmente al llegar del colegio o por las tardes, les cuesta más controlar sus emociones y conductas. En ese momento, lo  mejor que podemos hacer, es mantener la calma y no dejarnos arrastrar por su “tsunami“ emocional.
Debemos entender qué le ocurre y por qué le ocurre, pero desde la calma, siendo conscientes de qué queremos que nuestros hijos aprendan de nosotros. Ellos van aprender su regulación emocional a través de la que viven sus padres. Si nos enfadamos cuando se equivocan o muestran sus emociones, aunque sea de forma desbordante, aprenderán que los errores o que expresar sus emociones no es bueno, porque tiene consecuencias negativas.

La clave está en validarlos cuando expresan sus emociones y enseñarles cómo hacerlo. A menudo, nuestra educación se basó en los castigos hoy se ha demostrado que este tipo de educación no es eficaz.

 

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¿Qué es eficaz?

Poner límites, es decir, explicar las consecuencias antes de que ocurra, lo que queremos que haga y sus posibles consecuencias. El castigo ocurre después de que lo hagan, después de que hayan actuado y, a diferencia de los límites, su eficacia es limitada.

Podemos fijar los límites de forma habitual en la familia y desde edades tempranas, ya que a medida que los hijos se van haciendo mayores, cuestionan más las normas y los límites que los padres han marcado. Por ello es importante definir los límites  desde edades tempranas.

Los padres deben guiar a los hijos en su proceso de maduración, manteniendo la comunicación con ellos y mostrando un verdadero respeto hacia ellos. Los hijos se sienten protegidos cuando se les marcan los límites, ya que éstos les proporcionan un espacio en el cual moverse y desarrollarse. A veces a los padres les falta habilidad para hacerlo: exageran la emoción, no lo expresan con claridad o lo hacen con demasiada autoridad…..

Cuando haya que poner límites:

  • Ser firmes y concisos: sin gritos con firmeza y sin entrar en explicaciones.
  • Ser consistente, aunque estés cansado o estresado, los límites deben ser eficaces cada día.
  • Las acciones tienen consecuencias: se pierde credibilidad si el no cumplir los límites,  no tiene consecuencias.
  • Dedicarles el tiempo necesario: cariño y límites deben ir de la mano.
  • Enseñar a través de nuestro comportamiento: ellos no aprenden por lo que decimos, sino por lo que hacemos.

claves para establecer limites a tus hijos

Los efectos de no poner límites moldea un adolescente que nunca tiene suficiente, que exige cada vez más, que no tolera el ‘no’, y sin intolerancia a la frustración.

Si eres un padre o madre preocupado o te cuesta poner límites y reglas a tus hijos, te puedo guiar en el difícil camino de la paternidad.


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