Cómo trabajo la atención y concentración en niños y adolescentes
1 de abril de 2021

Hoy en día me encuentro con padres que, cuando les pregunto qué tal van sus hijos, me responden: «bien en el colegio, bien en matemáticas, bien en lengua, pero, sobre todo, bien en inteligencia emocional«. Esto no habría sido posible oírlo hace unos años.

El psicólogo Daniel Goleman fue uno de los primeros que empezó hablar de la inteligencia emocional en su libro titulado ‘Inteligencia Emocional’ y publicado en Estados Unidos en 1995. Goleman y junto con otros autores pusieron en marcha programas que ayudaban al niño y al adolescente a aumentar la conciencia y la confianza en sí mismos, a dominar sus emociones, los impulsos incómodos y aumentar la empatía y la colaboración.

Esos programas, entre los cuales está la resolución creativa de conflictos, se pusieron en marcha para luchar contra la violencia entre adolescentes, el consumo de alcohol, drogas el abandono escolar, el fracaso escolar, los embarazos no deseados y algunos otros peligros del mundo adolescente. Y es que la enseñanza de habilidades sociales y emocionales es un componente fundamental en la formación de los hijos y se ha extendido en todas las corrientes y en muchos centros educativos en todo el mundo.

 

Mejorar las habilidades sociales, mejora la atención y concentración

Cuando trabajamos  las habilidades sociales y emocionales con los niños y los adolescentes les estamos dando herramientas para la vida. En concreto, les estamos preparando en pilares básicos que les harán ganar autoconciencia, manejar las emociones incómodas y ganar sensibilidad frente a las emociones de los demás que les darán mayor habilidad en su relaciones sociales y estos cimientos se construyen en la infancia.

Ante estas evidencias, podemos afirmar que la atención y concentración está intrínsecamente ligada a las habilidades sociales y emocionales. Es decir, si un niño o adolescente tiene a su alcance las herramientas para fomentar la autoconciencia, gestión de emociones o tiene mayor habilidad en las relaciones, también tendrán una mayor capacidad para concentrarse, centrar su atención en el momento presente o la escucha activa.

Precisamente, estos parámetros los llevo a cabo en el ‘Proyecto piloto de potenciación de la atención, concentración y rendimiento escolar basado en los últimos avances de flexibilidad psicológica’. Se trata de un protocolo que realizo de forma individual y también en institutos cuyo objetivo es promover la flexibilidad psicológica para mejorar su atención y concentración. Forma parte de un proyecto de la UE, junto con las universidades de Yale, Italia y España. Sus resultados están avalados por estudios científicos publicados.

¿Quieres saber más sobre el protocolo?

Las experiencias del niño son fundamentales y su influencia es muy poderosa

Cuando los padres ayudan a los niños a tranquilizarse cuando están nerviosos, los niños aprenden cuando se hacen los mayores a dominar su angustia y su ansiedad. Sin embargo, si los padres no les prestan atención o no les educan, es más probable que cuando sean adolescentes tengan impulsos agresivos o tengan problemas, porque no puedan tranquilizarse cuando se alteren.

Los padres, cuando actúan de una forma responsable, ofrecen una base segura a los niños, una base que crea un entorno familiar seguro y eso proporciona al niño la seguridad que necesita para salir a explorar el mundo porque sabe que si se hace daño, siempre puede volver a ese lugar seguro y eso le permite aprender y alcanzar sus metas.

A su vez, cuando el niño o el adolescente ha aprendido de la mano de sus padres a controlar la ansiedad y el estrés, será capaz de concentrarse mucho mejor y trabajar mucho mejor su atención, lo cual creará una estructura y unas condiciones óptimas para el aprendizaje.

Por lo tanto, el aprendizaje social y emocional de los niños y adolescentes influye de forma definitiva en su rendimiento académico

¿Por qué influyen de una forma radical y definitiva?

Porque enseñarán al niño a tranquilizarse, a desenvolverse de una forma más favorable y aprenderán de forma más eficaz, mejorará su rendimiento, sus notas y sus logros académicos.

Cuando enseñamos a los niños a manejar bien sus emociones y sus relaciones sociales el rendimiento escolar se dispara

Esta mejoría tan importante en el aprendizaje es una consecuencia de la mejor gestión de su mundo interior y de sus relaciones sociales. Dichas herramientas producen una mejoría radical en su concentración, su atención y su rendimiento escolar. Y es que cuando los niños y adolescentes no disponen de la capacidad para disminuir o controlar su ansiedad, no tienen tanta capacidad de atender para aprender y para resolver problemas. Tampoco para entender nuevos conceptos.

Por ejemplo, si ante un examen un niño entra en pánico, la situación podrá con él y no podrá hacer el examen. Es decir, la angustia y la ansiedad destruyen el aprendizaje. 

Además, cuando mejora la atención, la concentración, la memoria y el rendimiento escolar también mejora de forma paralela, la impulsividad, la ansiedad y la mente del niño entran en un terreno más seguros. Estas habilidades son imprescindibles y los niños deberán aprender a manejarlas y este proceso durará toda la vida.

Podemos ayudar a los niños y adolescentes en este proceso de crecimiento a través de un protocolo impartido de forma individual. Dicho programa refuerza  estas capacidades tanto sociales como emocionales y tiene como consecuencia una mejoría tanto en la concentración, atención, memoria y rendimiento escolar. 

No dudes en consultarme sobre este protocolo que imparto tanto en la consulta como en colegios e institutos. Déjame un comentario o si lo prefieres puedes enviarme un mail. 

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