¿Creías que la adolescencia llega, de repente, a los 14 años y sin avisar? A lo mejor tu hijo tiene 9 o 10 años y su cuerpo empieza a cambiar, ya no quiere que le des besos, ni muestras de afecto en público o te empieza contestar mal. ¡Bienvenido a la preadolescencia!
Se trata de una fase de transición desde los 9 o 10 años hasta la adolescencia, alrededor de los 13, es una nueva etapa llamada preadolescencia. En ella tu hijo te parecerá que es de otro planeta.
La preadolescencia: empiezan los cambios en tu hijo
A partir de los 9 o 10 años los niños empiezan a entrar en una etapa en la que se viven muchos cambios físicos, psicológicos, sociales y en la que necesitan mucha ayuda, aunque ellos crean que no. Y piensan que no porque, al mismo tiempo, quieren más independencia, empiezan a ser más rebeldes y los amigos comienzan a tener una gran importancia. Además sus emociones están a flor de piel y sus padres, que hasta el momento, eran sus héroes dejáis de serlo.
Como padres, ayudarles no es una tarea fácil. A veces, sus comentarios os van doler, antes os pedían opinión y ahora ya no… Estamos ante una etapa de muchos altibajos y donde las relaciones entre padres e hijo pueden debilitarse.
Sin embargo, tal y como dice el refrán: «Quién siembra recoge». No podemos pretender que si la relación con nuestro hijo en la infancia no ha sido estrecha en la preadolescencia vaya a mejor. Todo lo contrario, cuanto más trabajemos en su infancia con ellos, más llevaderas resultarán estas etapas y las que queden por venir en las que vuestro hijo buscará su identidad.
Consejos para padres con hijos preadolescentes:
- No te sientas herido. No te tomes como algo personal sus malas contestaciones, sus “paso de ti “o “me avergüenzo de ti»…
- Ellos te hablan mal, tú les hablas bien. Deja claro que ahora tú les hablas bien y ellos te tiene que hablar bien. Intenta asentar las bases de unas normas de respeto mínimo es muy importante.Verás como ellos utilizarán estas frases con sus amigos.
- Ellos te rechazan pero a su vez te necesitan. Siéntate a charlar abiertamente, está bien aceptar y entender que no sois una familia perfecta y que les quieres y aceptas, tal y como son. Además no te juzgues por lo que pudiste hacer, para que no fueran como son .
- Sentaros a comer y a charlar sin tapujos todos juntos una vez al día. Que tu hijo no sea un invitado sino un participante más.
- Cuando hay muchos agravios y ataques, estate dispuesto empezar de cero y a perdonar.
- Se pueden hacer muchas locuras pero tienen que tener claro que hay unos límites inamovibles. Son límites que no se pueden traspasar y eso, aunque protesten, les hace sentir seguros.
- Necesitan su intimidad. Esos momentos donde quieren estar solos en su habitación, hay que respetarlos.
- Su mundo es muy auténtico. Sé autentico tú también a la hora de transmitirle tu cariño, tu apoyo incondicional. Seas como seas siempre te querré.
- Confío en ti.
- Sé empático. Recuerda cuando tenías 10 años y tus padres te parecían un rollo.
- No olvides que es una persona diferente a ti.
- No dejes de enseñarle tus valores, aunque aparentemente en esta etapa no quiera verlos, ahí quedará la semilla.
- Ponte al día. Aprende sobre redes, tecnología moda… Así podrás hablar con ellos de temas que les interesen y en su lenguaje.
- Mira a ver con quién anda. Organiza los mejores planes ,para que estén con sus amigos ,cerca de ti.
- Puedes compartir un hobby con él, sería estupendo.
- Busca ayuda si lo necesitas. Pedir ayuda implica ganar recursos y herramientas para lidiar esta etapa.
¿Me han cambiado a mi hijo? Suele ser alguna de las frases que los padres de hijos preadolescentes y adolescentes dicen, a menudo. Sin embargo, ten en cuenta que es una etapa crucial en la que buscan su identidad. Por tanto, dales su espacio y diles que estás ahí para lo que necesiten. Armarte de paciencia y sé consciente de que pasará.
Sin embargo, si las situaciones sobrepasan, las conductas pasan a ser desafiantes o sus comportamientos agresivos… No lo dudes, pide ayuda a un profesional que te dé pautas y te ayude a gestionar esos comportamientos y con el que también tu hijo puede expresar, si no puede hacerlo contigo, esas emociones. Precisamente, la Terapia de Aceptación y Compromiso permite que los niños y adolescentes se den cuenta ellos mismos de sus conductas y las discriminen. ¿Quieres saber más? Ponte en contacto conmigo.
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