«¿Por qué no soportas que te diga nada?» Si tu hijo/a te ha dicho alguna vez esta frase es momento para reflexionar y no te dé vergüenza si no sabes qué contestar o hacer al respecto. Es momento de pensar y llevar a cabo un cambio que implique comunicación con tus hijos.
Y es que para una buena salud mental de nuestros hijos es muy importante el vínculo que tengan con nosotros, el vínculo más primario es el que se produce entre los niños y los padres.
¿Cómo podemos hacer que ese vínculo sea lo mejor posible para ambos?
- Cuando nuestros hijos se pueden comunicar con nosotros es necesario trabajar la reciprocidad en nuestra comunicación con ellos.
- A muchos de nosotros, tal vez, no nos hacían mucho caso cuando éramos pequeños y es posible que sin darnos cuenta hayamos adoptado ese mismo patrón. En ese caso, la reciprocidad que debe haber no existe.
- ¿Dejas que tu hijo/a te influya mientras? ¿Te resulta normal y fácil escucharle y responderle? No todo el mundo puede contestar que sí.
A lo mejor tenemos cierta resistencia a dejar que nuestros hijos nos influyan. Esto es lo que se conoce como DIAFOBIA, es decir, el temor a un diálogo de verdad a dejarnos influir por ellos.
Para los bebés o los niños muy pequeños que los padres respondan por ellos es una necesidad y de hecho si no respondemos cuando lloran, cuando nos miran o cuando juegan. Si no desempeñamos el papel en ese momento para corresponderles, es posible, que luego les resulte mucho más difícil establecer relaciones sanas.
Si crees que te cuesta comunicarte con tu hijo /a y permitirle que influya sobre ti y tener un diálogo abierto y sano: no te culpes, no sientas vergüenza ni te mortifiques
¿Qué debo tener en cuenta para tener un diálogo abierto y sano con nuestros hijos?
- Ahora eres consciente de que interrumpes ese toma y daca y puedes cambiarlo.
- Siéntete orgulloso de haberte dado cuenta.
- Intenta percibir en qué ocasiones evitas ese contacto con tu hijo/a. Aprende poco a poco a darle la necesidad recíproca que necesita.
- Nunca es tarde para trabajar y mejorar el vínculo y podemos empezar ahora.
- Comienza escuchando y poniéndote en su lugar.
- Permítele ser diferente a ti.
- Déjate influir por él/ella.
- Siempre se pueden reparar los vínculos.
- Su manera de ver el mundo es tan válida como la tuya.
- Los niños necesitan la reciprocidad de los padres para sentirse seguros.
Además podemos hacernos una serie de preguntas para reflexionar:
- ¿Te molesta que te digan algo que ya sabes?
- ¿Te molesta que te digan algo que deberías saber pero no sabes?
- ¿Cómo te sientes planteándote estas preguntas?
- ¿Puedes averiguar de dónde vienen?
- Introducir un cambio como no ceder a la DIAFOBIA siempre tiene consecuencias positivas.
¿Te ha gustado el artículo? ¿Te surgen dudas? Déjamelas en comentarios
0 comentarios