Las emociones: consejos para ayudar a niños a gestionarlas
4 de noviembre de 2021

¿Sientes que, en ocasiones, tu hijo/a se parece al doctor Jekyll y Mister Hyde? De repente, puede parecer el niño/a más cariñoso del mundo y cinco minutos más tarde está en plena rabieta.

Debemos ser conscientes, que cuando un niño/a no sabe expresar cómo se siente y está enfadado lo más probable es que lo haga tirándose al suelo y pataleando si es pequeño o con conductas muy disruptivas si es un poco mayor .

Con 2 años pataleara y se tirará el suelo, con 4 años se revelará, desobedecerá, gritará, insultará e incluso dará patadas.

Los niños tienen que aprender a controlarse, es un aprendizaje y un proceso que debemos guiar.

¿Necesitas ayuda?

¿Cómo ayudarle a gestionar esas emociones?

Poner nombre a las emociones

Cuando se enfade, pon nombre a sus emociones: «Veo que estás enfadado, cuando estés más tranquilo hablamos».

Consecuencias a sus actos

Haz que entienda que sus actos repercuten en los demás: «Cuando me pegas, me pongo muy triste».

Hablar cuando haya calma

Cuando esté más tranquilo, recuérdale cómo se siente cuando los demás le gritan o le pegan: «¿Cómo te sentiste cuando te pegó Juan?».

Diferentes intensidades

También enseñaremos que las emociones tienen intensidades diferentes y que puede haber más de una emoción a la vez. Aprender el autocontrol. Es decir que el niño/a se dé cuenta de cuando esta enfadado para que pueda parar y aprender a tranquilizarse. Se trata del primer paso, ya que en ese momento podrá empezar a resolver la situación que le causó el enfado.

Y si su actuación es exagerada y desproporcionada, poco a poco irá aprendiendo que no debe reaccionar cuando está así. «Mejor no digo nada porque estoy muy enfadado, luego lo veré más claro».

Enseñarle a que exprese lo que siente

Un niño que expresa lo que siente desde pequeño es un niño que será inteligente emocionalmente, puesto que esto es una gran herramienta.

No juzgar

No olvides que es muy importante no juzgar lo que siente, sino hablar de sus emociones y no le quites nunca importancia a sus estados emocionales.

Tenemos que transmitirles que las emociones no son ni positivas ni negativas y todas son necesarias.

Buscar soluciones

¿Qué se te ocurre que puedes hacer la próxima vez que no te dejen jugar? Haz que participe en buscar soluciones.

Preguntas

Hazle preguntas para que aprenda a identificar y expresar lo que siente:

  • ¿Cómo crees que se siente tu amigo?
  • ¿Qué ha hecho para sentirse de otra manera?
  • ¿Te ha pasado a ti algo parecido?

No a los interrogatorios, ni a los consejos ni a los sermones.

Validar sus logros

Valida sus logros, esto provocará una motivación muy importante.

Ejemplos propios

Explícale qué haces cuando te sientes tú y cómo resuelves tus enfados.

Verbalizar

Aprovecha cada situación diaria para verbalizar cómo se siente: «¿Te has puesto muy contento, verdad?»

Enseñarles a ser reflexivos

Enséñale a solucionar sus problemas, a reflexionar y a buscar soluciones a la hora de resolver los conflictos que provocan esas emociones, es decir, a ser reflexivo.

A partir de los cuatro años, el niño/a irá cogiendo irá aprendiendo a controlar sus conductas y a partir de ahí podemos enseñarle poco a poco que buscar soluciones.

Define, busca, piensa y evalúa

Primero define el problema, después busca soluciones y elige una, piensa cómo llevar a cabo y evalúa cómo te ha ido.

Ejemplo de cómo gestionar esos comportamientos disruptivos

-«Pero… ¿le has pegado a tu amigo?»

-«Es que me ha quitado el balón».

-«¿Y que puedes hacer la próxima vez que pase?»

-«No le voy a pegar».

-«Muy bien y ¿qué más?»

– «No sé»

-«¿Que te parece si le dices: Pedro devuélveme el balón porque estaba jugando con él?

-«Vale, pero me va a decir que no».

-«¿Y que puedes hacer entonces?»

-«Pues, decírselo a la profesora»

-«Bien ,¿cómo crees que se siente cuando le pegas?»

-«Enfadado»

-«¿Y cómo crees que se sentirá así se lo dices a la profesora?»

-«Mejor».

-Pues la próxima vez que alguien te quite algo en el recreo dile: «Devuélvemelo porque yo estaba jugando con eso».

Al día siguiente tu hijo te cuenta que Pedro le ha quitado las cartas.

-«Y ¿qué has hecho?»

-«Le dije que me las devolviera».

-«¿Y qué ha ocurrido?»

-«Que me las ha dado».

-«¿Estás contento?»

-«Sí».

-«¡¡Enhorabuena!! Estoy muy orgullosa de cómo has actuado».

El proceso hay que hacerlo de forma completa al igual que su seguimiento.

¿Te surgen dudas? Déjamelas en comentarios.

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