En ocasiones, echamos la culpa de las conductas de nuestros hijos al hecho de que tanto el padre como la madre trabajan fuera, al materialismo de la sociedad, al uso excesivo de las pantallas… Sin embargo, todos conocemos niños que han vivido circunstancias en la que los padres trabajan fuera de casa y se han convertido en jóvenes maravillosos y felices.
Los niños crecen sanos psicológicamente cuando sus padres dedican toda la energía al trabajo cuando están trabajando y toda la energía a la familia cuando están en casa. Y cuando les preguntan qué opinan acerca de que su padre y madre trabajen fuera de casa, contestan que se sienten orgullosos, siempre y cuando les atiendan cuando están en casa.
Trabajar fuera de casa puede implicar tener padres demasiado estrictos, tal vez muy sobreprotectores o, debido a un cierto sentimiento de culpabilidad, padres más permisivos.
Aspectos a tener en cuenta por padres que trabajan fuera de casa:
- No debemos sentirnos culpables por trabajar fuera de casa. Si los niños detectan esa culpa la pueden utilizar para manipularnos.
- No transmitirles que les estamos privando de algo, ya que trabajar fuera implica que la estructura familiar es la estructura de un trabajo en equipo y en grupo donde se necesita la colaboración de todos.
- Los hijos pueden ayudar a planear junto a los padres la rutinas y las tareas que puede asumir cada uno.
- Es importante que haya un tiempo especial y que este ‘tiempo especial’ con los hijos, cada día, sea una prioridad. La dedicación y la diversión con ellos son prioritarias. Pasar tiempo a solas con cada hijo es necesario.
- Tratar a los hijos con respeto y con dignidad y no perder de vista los objetivos a largo plazo de nuestra educación.
- Crear una estructura familiar juntos hará que los niños aprendan a ser responsables. Se sentirán capaces porque comprobarán que es importante que colaboren en casa y que su aportación es indispensable.
- No pienses que por el hecho de trabajar fuera de casa tienes que compensar a tus hijos con objetos materiales, comprándoles más cosas, o siendo muy permisivo.
- Ser buen padre o buena madre no implica estar siempre presente, a todas horas.
- Comprende la situación de cada hijo, cada uno con sus características tendrá unas necesidades diferentes. Y es importante no perder de vista las exigencias de una educación en positivo con cada uno de ellos.
- No hay que olvidar que nosotros somos su ejemplo. Cuando estamos en casa, no podemos pasar todo el tiempo con pantallas, ya que ellos aprenderán que sus prioridades pueden ser esas.
- No subestimes la creatividad y la imaginación de tus hijos, escucha sus opiniones y deja que te ayuden aportando lo mejor de ellos mismos.
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