«Katia, mi hijo/a no me obedece, por más que insisto, intentó sentarme con él/ella y explicarle todo, tener más comunicación, ser más empáticos pero no funciona». Que nuestros hijos/as nos obedezcan es una de las cuestiones que más preocupan a los padres. Por eso en el post de hoy vamos a intentar analizar diversas situaciones y el por qué de los enfados de nuestros hijos/as y sus desobediencias.
Seguro que has oído decir alguna de estas expresiones:
«Porque tú lo digas»
«Eso no es justo»
«¡Ahora voooy! Tranquila»
«¿Y mi hermano que?
«En casa de papá no tengo que hacer eso»
«Pues la abuela me deja»
«Vas lista si crees que…»
Como veréis el listado es infinito.
¿Cuándo se enfadan nuestros hijos?
Los niños y los adolescentes se enfadan cuando las cosas no salen como ellos quieren.
Les puede enfadar: recoger la habitación antes de cenar a lo cual pueden decir: «¡Pero mamá, mañana voy a seguir desordenándola! ¿Por qué tengo que recoger ahora?»
Y cuando protestan y se enfadan, aunque resulta para nosotros muy desesperante, es que las cosas van bien porque es la forma que tienen de expresar que no están de acuerdo con nosotros
En su fuero interno, aunque por fuera estén protestando, sienten que estás pendiente de él o de ella y que quieres que sean responsables y saben qué tienes razón y eso es lo que hay que hacer.
El enfado es una emoción necesaria y experimentarlo ayuda a desarrollar la madurez emocional
Las emociones no se juzgan ni se clasifican en positivas o negativas. Las emociones están presentes y son imprescindibles. El enfado es el paso previo a la ira. Cuando no se identifica, no se describe o no se controla el enfado se corre el riesgo de pasar a la ira y eso ya es otro problema.
Gestión de la emoción del enfado
1- Que lo identifiquen
Cuando veas a tu hijo que se le está cambiando la cara, está apretando los puños y si está congestionando, puedes decirle: «¡Te veo realmente enfadado!»
Describir todo lo que rodea al enfado sirve para que pueda pararlo, en cuanto lo identifique. «¡Sé que te estás enfadando porque estás apretando los puños y te estás poniendo rojo!
2- Expresar es la parte más difícil y donde más tienes que ayudarle
«Cuando estoy como tú, tengo un truco: cuento hasta 10 y entonces me relajo y así puedo pensar mejor».
3- Para poner en marcha todo esto puedes ayudarle para que te diga qué es lo que le ha enfadado, al principio te costará que te explique las razones por las que se enfada.
Ejemplos para adelantarse a sus emociones
-Al final del día siempre están cansados:
Puedes decirle: «Tienes sueño ¿quieres que te ayude a recoger tu habitación? Así te puedes acostar antes».
-Cuando están aburridos:
Puedes decirle: «¿Te vienes hacer la compra conmigo? Así me ayudas a ver si se te ocurre qué más podemos comprar y terminamos antes».
-Cuando no sale algo que querían hacer:
«Ya sé que tenías muchas ganas de irte a andar en bici con tus amigos, pero está lloviendo ¿te apetece un cine?»
-Cuando se enfadan porque han perdido:
«Te has enfadado y ahora tienes que desenfadarte, qué rollo ¿Quieres que juguemos otra vez?»
-Cuando no les sale algo:
«¡Eres estupendo! Has estado varios minutos intentándolo, si quieres mañana puedes volver a intentarlo y si no te sale te puedo ayudar.
-Cuando algo les no les parece justo:
«Comer verdura no te parece justo pero como es sana y necesaria para ti, luego puedes elegir el postre»
Ten en cuenta que aprendiendo a controlar el enfado tus hijos podrán desarrollar su inteligencia emocional.
¿Cómo?
- Identificándolo.
- Expresándolo.
- Describiéndolo.
No te preocupes porque se enfade, preocúpate si es un un hijo sumiso que da la razón en todo.
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