Al buscar momentos para jugar con los hijos, por un lado los padres desconectan de sus tensiones y preocupaciones y por otro, sumergirse en su mundo nos sorprende ya que en el juego el niño desarrolla toda su creatividad. Y lo más importante, vamos generando recuerdos de momentos divertidos que no olvidarán y que estrechan su vínculo emocional con los padres.
Ellos también necesitan eliminar tensiones y divertirse. Si estamos atentos veremos como el niño expresa a través del juego sus preocupaciones, sus gustos, sus miedos y su personalidad.
Lo más importante no es que sea todo perfecto, sino experimentar, crear imaginar, aunque eso no nos lleve ningún fin concreto.
Reforzar la autoestima a través del juego
El juego con los padres puede ir orientado a reforzar su autoestima, su independencia, tal vez a relacionarse mejor con el otro, o su coordinación, o quizás su motricidad y creatividad e imaginación.
En el juego no hay juicios, solo hay un tiempo para compartir y divertirse, en el que padres e hijos se involucran juntos.
El juego puede ser el único espacio en el que el niño pone sus propias reglas y los padres las aceptan: sigue sus iniciativas.
Tenemos que jugar sin prisas sin órdenes dejando que desplieguen su imaginación y permitiendo que repitan las mismas actividades una y otra vez, si lo necesitan. Ellos llevan un ritmo diferente.
No intentes facilitar que ganen siempre: eso no es real. No siempre se gana y a través de este aprendizaje se desarrolla la tolerancia a la frustración.
Tal vez tendemos a fijarnos en lo que no hacen bien: «esto estaría mejor de otra forma”…. Podemos animarles y motivarles con algo como, «eso sí funciona».
También podemos verbalizar lo que están haciendo para que vean nuestro interés, pero no intentes ayudarles demasiado. Se sentirán mejor resolviendo ellos mismos situaciones inesperadas que surgen en el juego. No nos empeñemos en jugar a lo que nosotros queramos, explora lo que piden y lo que necesitan.
No podemos olvidar que el juego es muy importante para construir su identidad, su aprendizaje.
Ayuda a desarrollar habilidades como: la cooperación, la socialización, la tolerancia, la empatía, la resolución de problemas, el pensamiento lateral etc..
Los diferentes tipos de juegos ayudan a desarrollar hábitos sanos y saludables.
El hogar sigue siendo el espacio de juego más habitual, pero solo en un pequeño porcentaje, el 10 %, los padres son compañeros habituales del juego de sus hijos :aprender a través del juego con los padres es fundamental para el desarrollo psicológico del niño.
No debemos creer que el juego es una competición o un trabajo para intentar que el niño adquiera capacidades que están más allá de sus posibilidades :el niño descubre el mundo a su ritmo y tú puedes compartir sus descubrimientos con él.
Por último no nos no podemos olvidar que el juego nos ayuda a transmitir valores a nuestros hijos.
Con el juego les ayudamos a aprender lo importante que es el respeto, la empatía, la tolerancia, la confianza o el bien del grupo. Es muy frecuente con el niño en consulta utilizar el juego para que a través de él exprese sus conductas, problema y le ayude no solo expresarse sino también a elaborar, procesar e integrar. Para ello, se utilizan metáforas, cuentos, juegos de muchos tipos. Como por ejemplo: juegos que representan los símbolos y las metáforas, juegos de expresión corporal, juegos de creatividad…
Y tú ¿Cuánto tiempo dedicas a jugar con tu hijo al día? ¿Y a la semana?
No olvidemos que en el juego contemplamos, proyectamos y construimos y así se va desarrollando la personalidad del niño.
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