Cuando le decimos a un hijo lo que tiene que hacer, puede que empiece una guerra para demostrar quien tiene más poder, en caso de que no quiera hacerlo o de que él se quiera vengar y lo viva como un castigo, sobre todo, a partir de cierta edad.
Una buena opción es retirarnos para que ellos experimenten las consecuencias naturales de lo que han decidido hacer y que previamente hemos explicado e informado sobre las posibles consecuencias que pueden vivir.
Las consecuencias naturales: el primer paso para que nos obedezcan
Existen unos puntos claves para que este sistema de buen resultado:
- Explica a tus hijos lo que vas a hacer y lo que ocurrirá en determinadas circunstancias que se pueden presentar si ellos no están de acuerdo con las normas establecidas.
- Debemos ser firmes pero a la vez amables.
- Olvídate de los sermones.
- Menos palabras y más acciones.
- Y las palabras en un tono firme, pero amable y cercano.
- No entremos en luchas de poder porque los hijos nos pondrán a prueba siempre que puedan para hacernos saltar.
Cuando les explicamos lo que puede ocurrir según la conducta que elijan y nos retiramos para que vivan las consecuencias naturales de dichas conductas, no es que estemos dejando a nuestros hijos a la deriva, sino que les estamos enseñando a hacerse responsables de las consecuencias que van a vivir a largo de la vida fruto de sus comportamientos
Si esto exige un cambio en las pautas de educación puede que las cosas se pongan un poco peor antes de mejorar. Ten paciencia.
Ejemplos de situaciones de consecuencias naturales
Veamos algunos EJEMPLOS que pueden sernos útiles para comprender en qué consiste decidir lo que vamos hacer nosotros en vez de obligar a nuestros hijos hacer determinadas cosas:
- En vez de obligar a nuestros hijos a echar su ropa sucia al cesto, simplemente explícale que se va a lavar solo la ropa que está en ese cesto. Aprenderán las consecuencias naturales de no hacerlo, cuando vean que no tienen ropa limpiar el armario o cuando la necesiten.
- En vez de obligarles a que ayuden a recoger la cocina, explícales que solo vas a cocinar si la mesa está recogida. Al principio les puede parecer divertido que tengan que hacerse un bocadillo porque no hay comida preparada pero luego empezarán a comprenderlo.
Cómo aplicar las consecuencias naturales con nuestros hijos
La idea es que en vez de obligar a nuestros hijos a que hagan lo que nosotros queremos con la fuerza o a través de la vergüenza, es que educarles mejor nos mueva a decidir que queremos que sean responsables de llevar su ropa sucia al cesto o de ayudar a recoger la cocina.
También ayuda que de vez en cuando todos nos sentemos para buscar soluciones, cuando haya dudas, ya que no hay solo un punto de vista a la hora de organizar . Y cuantas más herramientas les enseñemos y pongamos en marcha en nuestra educación más herramientas les enseñaremos a ellos.
Estos consejos implican que en vez de enfadarnos cuando entremos en su cuarto y veamos toda la ropa sucia tirada por el suelo, tendremos que «retirarnos, emocionalmente hablando», para tomarnos un tiempo, respirar y recordar que hemos cambiado de pautas y simplemente tendremos que esperar a que vivan las consecuencias naturales de su decisión.
Todo esto debería ir acompañado con actividades que «motiven» a nuestros hijos, que les den información, que les hagan comprender el cambio de actitud por nuestra parte porque todo ello, hará que se impliquen mejor y comprendan mejor el proceso.
Y es que el hecho de elaborar entre todos una serie de ‘rutinas’ en casa hace que el funcionamiento sea mucho más fácil dentro de la familia, sobre todo si esa rutina se establecen junto con ellos. Esto es una forma sencilla de que todos colaboren y de que podamos dejar de enfadarnos y de dar ordenes constantemente.
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