Vivimos en una sociedad donde prima la inmediatez. Queremos conseguir todo a la primera, ya, sin apenas esfuerzo pero… ¿es la vida realmente así? El aprendizaje es un camino lleno de obstáculos y fracasos en el que debemos aprender a levantarnos de nuevo. ¿Quieres que tus hijos vean el fracaso como una parte del aprendizaje? Aprender nuevas cosas siempre requiere un esfuerzo y parte de nuestro trabajo como padres es que no cesen en su empeño y sigan intentándolo.
Intentar algo nuevo y repetirlo una y otra vez y fracasar una y otra vez, es algo natural y necesario.
No deben desanimarse ni cesar en su empeño para conseguir aquello que se propongan. Precisamente, este debe ser uno de los mensajes que podemos dar a nuestros y que marca, en gran medida, la diferencia entre rendirse o seguir adelante.
Aprendizaje: fracasar y volverlo a intentar
Existe un canal en Youtube que me gusta mucho porque muestra las veces que se deben intentar hacer las cosas para conseguirlas. Es el canal de Mike Boyd, te aconsejo que eches un vistazo y se lo enseñes a tus hijos adolescentes. Es un chico genial que aprende habilidades distintas como hacer girar una pelota o un libro con la punta del dedo, hacer malabares con cartas o torres con dados… Y es muy divertido pero lo más interesante es lo que muestra, ya que el vídeo relata todo los intentos que ha tenido que hacer para conseguir su reto. En el caso de girar una pelota de baloncesto con la punta del dedo, lo consigue tras practicar casi cinco horas.
Ahora vamos a trasladar esto mismo a nuestro día a día con nuestros hijos. Cuando los niños o adolescente se enfrentan a algo nuevo lo primero que piensan es: «No creo que esto se me dé bien». Y lo intentan y es normal que no les salga bien, lo vuelven a intentar y quizá fracasen. A la vigésima vez probablemente dirán: «Esto es muy difícil y no lo voy a hacer bien porque no soy bueno en esto. Es más soy un desastre y creo que no voy a perder más tiempo».
Este sentimiento lo pueden tener tanto si quieren aprender a girar una pelota con la punta del dedo o hacer malabares, como si queremos aprender un nuevo idioma, las operaciones de matemáticas o los comentarios de texto de literatura. ¿Qué es lo que pasa? Lo mismo que en cuanto intentan trabajar en algo que les cuesta, piensan que son un desastre.
Volvamos al vídeo de Mike Boyd. Cuando empieza a aprender algo nuevo, también es un desastre y empieza a grabar muchas veces vídeos de todas las pruebas que en las que ha fracasado y, finalmente, en una de ellas lo consigue. En el caso de la pelota de baloncesto lo intentó 1.600 veces. Por tanto, es imprescindible transmitirles que para hacer algo y conseguirlo hay que practicar muchísimas veces.
La repetición, fundamental para el aprendizaje
Por tanto, es fundamental seguir animando a nuestros hijos para que lo intenten una y otra vez. ¿Quién nos dice que cuando desistieron no estaban a punto de conseguirlo? Y es que llegará un momento que pasará, es decir, llegará que harán ‘clic’ y darán un salto hacia adelante donde todas las piezas encajarán y se volverá algo más fácil.
Será el momento en el que están aprendiendo, conectando, relacionando conceptos, ideas, datos… Como si fueran las piezas de un Lego. Y cuando hayan vivido ese ‘clic’, el siguiente estará más cerca y así otro y otro… Hasta que consigan comprenderlo o memorizarlo de una forma global.
Nuestros hijos deben entender que pueden estudiar, aunque sea difícil el reto que tengan delante porque la repetición dará sus frutos.
Estimúlales para que, aunque sea una hora al día, la dediquen a perfeccionar una habilidad o a trabajar en algo que les cueste especialmente. Personas mucho menos preparadas y con muchas menos habilidades que nuestros hijos, lo han conseguido, ellos también pueden.
Ejercicio para fomentar el aprendizaje en nuestros hijos
Os propongo una sencilla actividad que consiste en una única pregunta. Justo antes de ir a dormir, invita a tus hijos a que se hagan la siguiente pregunta: ¿Qué he aprendido hoy?
Pueden hacerse la pregunta cuando ya estén en la cama con la luz apagada y a punto de dormirse. En ese momento, recordarán las clases que han tenido, qué lección han dado, qué deberes han hecho.
Con ello conseguiremos que resuman y evoquen todos los recuerdos de lo que han estudiado a lo largo del día. Esto les ayudará a entender mejor los pensamientos relacionados con esa información que han recibido y a consolidar su aprendizaje. Toda esa información, que les viene a la cabeza antes de dormir, quedará almacenada a largo plazo y la recordarán durante más tiempo.
Si la respuesta a esa pregunta es «nada», algo no va bien. Si les acostumbramos y conseguimos que lo tengan como un hábito, notarán muchos cambios día a día. Y es que si mueven cada día un poco la información antes de dormir, dicha información se consolidará y almacenará de forma más eficaz.
¿Tu hijo/a tiene problemas de aprendizaje? ¿Necesitas ayuda? Mándame un mail con tu preocupación sin compromiso y veremos como podemos ayudarle.
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