En el mismo momento en que nos enteramos del embarazo a los padres nos invade una inmensa alegría pero también empezamos a llenarnos de miedos. Qué todo salga bien, que nazca sano… Conforme van creciendo los miedos cambian pero siguen estando presentes. Y es que los peligros siempre están ahí y a los padres les preocupa la seguridad de sus hijos.
Sin embargo, esos miedos que nos asolan no pueden tener consecuencias para ellos ni limitarles en su libertad porque les podemos acabar asfixiando con nuestros temores. Es complicado, pero debemos ser valientes para educar a nuestros hijos y también saber distinguir lo que está en nuestras manos y lo que no podemos controlar.
¿Qué podemos hacer?
- Debemos encaminar a nuestros hijos/as para que se conviertan en personas capaces de cuidarse a sí mismas. Por ello, hay que trabajar día a día su autonomía y darles las habilidades y herramientas que necesitan para ello.
- Hay que dejar que los hijos/as hagan aquello para lo que se sienten preparados y nosotros debemos animarles, quedándonos a una distancia prudente pero permitiéndoles cometer sus errores y vivir sus aprendizajes.
- Explicarles cómo es el mundo en el que se van a mover para que aprendan a distinguir a quien tienen delante y, por supuesto, para que tomen todas las precauciones necesarias.
- Está bien colaborar con el colegio, con los vecinos y con los amigos para que todos estemos al tanto de donde están nuestros hijos y con quien están.
- Es importante explicar con espíritu crítico las noticias para que ellos entiendan las medidas que deben tomar para protegerse assí mismos y las medidas que tomamos nosotros para protegerles.
- Controlar nuestros miedos para que no supongan una limitación en el crecimiento de nuestros hijos.
- La progresión en libertad y autonomía de nuestros hijos les va a ir dando la confianza necesaria para que se sientan preparados, aunque nosotros siempre nos mantengamos a una distancia, observando.
- Tampoco debemos expresar nuestras excesivas preocupaciones para no convertir a los niños en niños miedosos, que no se atrevan a salir al mundo.
- Debemos transmitirles que confiamos en su capacidad de resolver problemas.
Recuerda que el miedo es normal, es una emoción que aparece muy a menudo y debemos aprender a convivir con ella, en muchas situaciones, pero no, por ello, debemos transmitirles a nuestros hijos una actitud de derrota ante el miedo si no al contrario enseñarles a convivir con los miedos es una gran enseñanza.
¿Y a ti, que miedos te invaden como padre o madre? ¿Te cuesta no trasladarle esos miedos a tus hijos? Házmelo saber en comentarios.
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