Comunicación con tus hijos: tips y técnicas para preguntar
20 de abril de 2021

«Katia, cada vez que hablo con mi hijo se pone a la defensiva». Tenemos que fomentar la comunicación con nuestros hijos desde pequeños. Darles la confianza y la seguridad para que nos cuenten aquello que les pasa sin percibir juicios ni etiquetas por nuestra parte. Es un proceso lento y que debemos ir trabajando con ellos poco a poco.

Es necesario que como padres conozcamos las inquietudes, miedos y pensamientos de nuestros hijos para poder guiarles y que tomen sus propios decisiones barajando sus mejores opciones y para eso es necesario ayudarles a que:

  1. Expresen con palabras lo que sienten.
  2. Comprendan sus emociones y sentimientos.
  3. Establezcan y marquen sus objetivos.
  4. Decidan lo que van a hacer.

Todo esto exige un proceso gradual de trabajo que debemos ir realizando día a día.

La mayoría de los niños y adolescentes tienen dificultades para expresar lo que sienten y expresar los problemas que les preocupan y ahí entramos los padres, desarrollando el arte de formular las preguntas necesarias.

 

La pregunta más temida: ‘¿Por qué…?’ 

Por supuesto, las preguntas que menos les gusta contestar a nuestros hijos son aquellas que empiezan con un ‘¿por qué…?’ Normalmente, su contestación más inmediata es soltarnos un «no lo sé» y, a continuación, ponerse a la defensiva.

Por ejemplo cuando les preguntamos:

«¿Por qué has pegado a tu hermano?» Su contestación tendría que ser la siguiente: «Le he pegado porque no tengo suficiente control emocional para buscar una conducta alternativa que no sea tan impulsiva».

Sin embargo, conseguir una respuesta de este tipo en un niño o adolescente es casi imposible, tendremos que buscar cómo abordar las preguntas de forma que planteen cuestiones abiertas y generen una buena conversación con nuestros hijos.

Tips de cómo preguntar a tus hijos y lograr un vínculo emocional

Sustituye el ‘por qué’ por preguntas más abiertas

Para evitar situaciones en la que nuestros hijos se pongan a la defensiva y no conseguir nada con ello, debemos cambiar el ‘por qué’ por alguna de estas alternativas cada vez que queramos preguntar:

  • ¿Qué ha pasado?
  • ¿Qué pasó justo antes?
  • ¿Cómo te sientes respecto a lo que ha pasado?
  • ¿Qué te hubiera gustado que pasara?

En una educación en la que buscamos la inteligencia emocional en nuestros hijos, tenemos que ayudarles a pensar con la mayor claridad posible para tomar decisiones en diferentes ámbitos. Como, por ejemplo, cuando no estemos cerca o cuando tengan presión por parte de sus amigos.

Evitar preguntas ‘sí/no’

Piensa antes de realizar una pregunta que nos lleve a respuestas de «sí» o «no». Podemos sustituirlas por una pregunta más abierta. Por ejemplo: «¿Cómo te sientes?»

Sin juicios

Cuando no somos autoritarios ni les juzgamos, es más fácil que se sientan cómodos. Así podrán explorar sus propios procesos, sus ideas y emociones con nosotros. De lo contrario, tanto los niños como de los adolescentes, nos desafiarán con respuestas provocativas que nos llevarán a una discusión.

Cuando hacemos preguntas abiertas, aunque les tengamos que dedicar más tiempo, estamos creando un ambiente positivo en el que vamos ayudar al niño a que tome sus propias decisiones.

Cuando hablas con tu hijo/a, ¿siempre está a la defensiva?

Técnicas para preguntar a tus hijos

Regla de las dos preguntas seguidas

Cuando una pregunta le sigue a otra. Os pongo un ejemplo:

Madre: «¿Cómo te encuentras?»

Niño: «Bien»

Madre: «¿Qué más emociones sientes?»

Niño: «Bueno… Estoy un poco triste».

Con esta regla se consigue tener más información y además los niños entran en un nivel más profundo a la hora de responder ya que, cuanto más hable el niño sobre el problema o la situación que le preocupe, más logrará comprender la raíz de dicho problema y las posibles soluciones.

Pongamos un ejemplo de una situación cotidiana que puede ocurrir en cualquier casa. Marta y María son hermanas. De repente, su madre las escucha discutir y se acerca a su habitación.

Madre: «Marta, ¿qué ha pasado?»

Marta: «María me ha insultado»

Madre: «¿María te insultó? ¿Qué te llamó?

Marta: «Un insulto muy feo»

Madre: ¿Quieres decir que te llamo algo malo?»

Marta: «Me dijo que soy muy mala»

Madre: «¿Por qué crees que lo hizo?

Marta: «Para fastidiarme, porque se quería llevar mis muñecos y yo no le dejé»

Madre: «¿Quieres decir que se acercó y te los quitó?»

Marta: «No, me pidió que le dejara todos los muñecos y no se los deje»

Madre: «Y luego, ¿qué pasó? ¿Te los quitó?»

Marta: «No, solo me los quitó»

Madre: ¿Y tú, qué le dijiste?

Marta: «Que se fuera. Y ella, entonces, me dijo que era muy mala»

Con esta conversación, la madre ha llegado a la conclusión que realmente las dos estaban involucradas y, a partir de ahí, puede plantearle ciertas preguntas a los dos:

«¿Qué podrías haber hecho tú para que tu hermana no se molestara contigo? ¿Hacer eso te habría ayudado? ¿Y que podrías haber hecho cuando tu hermana te pidió todos los muñecos?»

Este tipo de interrogatorios ayudan a aclarar los pensamientos, los sentimientos, a hablar con más claridad y nos ayuda a nosotros, nos ayuda a los padres a entender que ha pasado.

 

Técnica del detective despistado

Podemos aparentar estar despistados para que nuestra actitud no sea amenazante, para evitar que así se pongan a la defensiva. Se trata de una técnica es muy eficaz cuando el niño se está resistiendo.

Vamos con un ejemplo:

Aunque tú estás viendo de lejos la situación, si tus dos hijos se están pegando puedes acercarte y preguntar:

«¿Qué ha pasado? ¿Tú dónde estabas cuando esto empezó? ¿De dónde vino tu hermano? ¿Qué le dijiste? ¿Y él qué te contesto?»

Poco a poco dejas que salgan a la luz todas las contradicciones para ir sacando toda la información. Lo más importante de esta técnica es evitar el enfrentamiento. Por tanto, no decir nunca: «Sé que estás mintiendo y no me estás contando la verdad».

Es una técnica en la que debemos insistir con suavidad hasta que salga a relucir toda la verdad, que surgirá cuando se sientan seguros y después de un cierto tiempo de investigación por nuestra parte.

Cuanto más resisten los niños, menos debemos oponernos a esa resistencia.

Es más inteligente mostrarnos como alguien que no se entera de nada y necesita hacer muchas preguntas porque finalmente acabará saliendo la verdad.

¿Estás de acuerdo? ¿Te surgen dudas? Déjamelo en comentarios o si prefieres envíame un mail y hablamos.

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