Muchas veces los padres quieren evitar momentos muy intensos emocionalmente con los hijos, con tal de que no expresen sus ‘tsunamis’ emocionales.
Ante un ¡no!, los padres ceden y actúan con conductas que no son sanas ni buenas para los hijos
¿Que hay que hacer?
- Aceptarlos tal y como son.
- Los padres tienen que asumir en qué etapa se encuentra su hijo.
- Tu hijo no es como tú.
- Tu hijo está viviendo una etapa en la que no sabe cómo gestionar las intensas emociones que le invaden, no sabe qué hacer con ellas.
- Algunas veces detrás de ese tsunami emocional, está el intento de manipulación para salirse con la suya porque sabe que te puede: ¿ lo ves?
- Asumir que es necesario que expresen sus emociones y que se les escuche y tras ese tsunami, acompañarles, intentando ayudarles para trabajar con ellas.
Niños a los que no atendemos emocionalmente = adultos sin recursos
No atender emocionalmente a los hijos pasa una factura muy alta porque trae como consecuencia que serán adultos sin recursos para manejar sus emociones. Se convertirán en adultos que no se conocerán así mismos y no tendrán por tanto una brújula en la vida.
Las carencias en el manejo emocional implican que estarán perdidos, ya que las emociones les traicionarán por la espalda. Las emociones siempre están ahí y siempre van a surgir pero no serán capaces de verlas de frente y manejarlas adecuadamente.
Eso trae como consecuencia una serie de problemas en todas las áreas de su vida: familiar, personal, social y laboral.
Los padres no deben controlar, ni manipular a los hijos para pretender que hagan o reaccionen como ellos quieran. Deben conectar con las necesidades no solo físicas sino también psicológicas de sus hijos, dejando siempre de lado lo que a ellos les gustaría y centrándose en lo que realmente necesitan.
Cuando el asunto les desborda es un signo de madurez, que los padres vean la situación con objetividad y entiendan qué tal vez hay profesionales que les pueden ayudar.
La Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT) y las conductas disruptivas
La Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT) es una terapia que va directamente al núcleo que hay detrás de las conductas de los niños y adolescentes.
El objetivo es ayudar al niño a ver, con distancia, sus propias reacciones, a entender las emociones que hay detrás de ellas, a aprender, a verlas sin asustarse y a aprender aceptarlas. Enseña al niño a ver las consecuencias de sus conductas tanto a corto plazo como a largo plazo.
Su propósito es conectar con los objetivos, con las metas, con las ilusiones que hay en su vida para alinear sus conductas de cara a conseguir dichas metas.
A través de las sesiones de Terapia de Aceptación y Compromiso se les enseñará que muchas veces se apartarán de ese camino pero podrán volver a él siempre que quieran con los recursos y las herramientas que van adquiriendo a lo largo de este proceso.
ACT produce cambios que se prolongarán en el tiempo y los efectos y los resultados aparecen con rapidez.
En definitiva, estas terapias son terapias breves, que ayudan al niño a modificar sus conductas, a buscar conductas alternativas a las suyas, a ser más flexibles, para adaptarse mejor a las circunstancias de cada día.
No te quedes con la duda, consulta a un psicólogo infantil o juvenil.
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