La llegada de la preadolescencia a veces lleva consigo problemas de comunicación, y ese niño que antes te contaba todo, deja de hablarte y contarte lo que les sucede y preocupa. Lo más importante que debemos saber y, sobre todo, comprender es que en un preadolescente esta actitud es bastante frecuente. Están atravesando una etapa de búsqueda de identidad en la que no les gustan nada los interrogatorios y parece que todo lo que hacemos les sienta mal, es normal.
Pero, es inevitable, sentirnos mal e intentar pensar y buscar el origen de ese comportamiento. Por lo que en el post de hoy, os voy a dar una visión general de lo que puede estar pasando y algunos tips para saber cómo actuar ante este tipo de actitudes. Sin embargo, es importante que si estos comportamientos y actitudes son muy frecuentes y si, sobre todo, afecta a la convivencia en familia, no dudes en consultar a un profesional.
Causas de este comportamiento:
- Defender de repente y en exceso su intimidad.
- Miedo a que no estemos de acuerdo con lo que opina.
- Conflictos internos en los que quieren decidir por sí solos y tomar decisiones.
- No está dispuesto/a a oír los gritos de los padres porque creen que han hecho algo que no es correcto.
¿Qué se puede hacer cuando hay un problema de comunicación?
- Muchas veces la clave es aceptarles incondicionalmente para que se sientan comprendidos y escuchados, no juzgados ni criticados.
- No tomarlo como algo personal que no nos hablen. Si son adolescentes o pre adolescentes, lo normal es que se les pase.
- Cuando los hijos hablan hay que aprender a escucharles, preguntarles para que se expliquen bien, demostrándoles máximo interés. A veces, respondemos demasiado rápido, utilizamos miradas de desaprobación… Recordemos que cuanto menos hablemos nosotros, más hablarán ellos.
- No debemos gritarles ni hablarles sin respeto.
- No está demás utilizar el sentido del humor.
- En algún momento se les puede pedir que se sienten con nosotros y aceptar si nos dicen que no.
- Mantener la comunicación abierta permanente y la oportunidad de aprender nuevas formas de escuchar de forma activa y respetuosa.
- Ponerse en los zapatos de los hijos. Intentar comprender en qué momento están a nivel emocional.
- Es bueno convertirse en un oyente pasivo, simplemente sentarse a su lado y esperar a que surja la oportunidad.
- Es bueno hacer preguntas que inviten a hablar y que nuestra curiosidad sea sincera.
- Es fundamental que se sientan queridos de forma incondicional y que se les escucha cuando tienen ganas de hablar y se les valora.
- Deben sentir que su hogar es un espacio seguro donde pueden crecer siendo quienes son.
- Es importante promover su autonomía y que expresen sus pensamientos, sus emociones y sus opiniones porque siempre son tenidas en cuenta.
Paciencia, comprensión y tiempo con ellos. La preadolescencia y adolescencia es una etapa fundamental para su desarrollo y nuestra misión es acompañarles en el proceso desde la empatía y el respeto.
¿Tienes dudas? Déjamelas en comentarios.
0 comentarios