¿Preparando la vuelta al cole? Libros, uniformes o ropa para el colegio, nuevo material escolar, volver a establecer rutinas… Ilusionante ¿verdad? Sin embargo, también vuelven a nosotros las preocupaciones o miedos con respecto a nuestros hijos y que habíamos dejado en un segundo plano durante este verano.
Uno de los más frecuentes y que siempre suscita muchas dudas es la falta de atención. Por eso, en el post de hoy os voy a ofrecer una serie de pautas para reconocer si esas faltas de atención son importantes. Eso sí, ante cualquier duda debemos consultar a un profesional que nos guíe de forma personalizada.
¿Qué es la falta de atención?
Existe una gran variedad y un amplio espectro cuando hablamos de problemas de atención en nuestros hijos. Sin embargo, cabe destacar que no todos esos niños tienen por qué ser diagnosticados como TDAH. Y es que muchas veces no es que tengan menos capacidad de poner atención, sino que ponen su atención de forma diferente.
¿Cómo puedo saber si los problemas de atención de mi hijo/a son importantes?
1.- Los niños con un problema de déficit de atención son niños que atienden en exceso a los estímulos nuevos, a los estímulos atractivos, por su color, su tamaño, su movimiento… Es decir, ponen su atención hacia los estímulos nuevos y esto repercute negativamente en las tareas que no sean nuevas o en las tareas repetitivas. Esto hace que su rendimiento escolar sea pobre, ya que les va a costar un gran esfuerzo concentrarse.
¿Cuáles son las características más importantes cuando hablamos de un problema de atención?
- No acaban los deberes.
- Cometen muchos errores.
- No se centran en los juegos.
- Muchas veces parece que no te escuchan.
- Le cuesta organizarse.
- Evita todo lo que requiera mucho esfuerzo.
- Pierde a menudo sus cosas.
- Se distrae enseguida.
2.- Uno de los mayores problemas es la dificultad para ignorar los estímulos irrelevantes, es decir la facilidad para distraerse. Hay que tener en cuenta que los estímulos nuevos hacen que su atención se disperse, por lo tanto su rendimiento será peor cuanto mayores sean los estímulos. Si el niño/a está sentado al lado de la ventana o rodeado de posters muy atractivos o de muchos niños cerca, le será complicado prestar atención en clase.
3.- La dificultad que tienen distinguir los estímulos y importantes de los no importantes. Esto le hará tener dificultades para organizarse y saber cuáles son las tareas a las que tiene que dar prioridad.
4.- Muchos problemas para mantener la atención de forma continuada. No tienen dificultades para poner su atención y mantenerla en tareas simples. Siempre y cuando no sean muy monótonas, pero sí si les pedimos que sea durante largos periodos de tiempo, incluso cuando esa tarea les resulta gratificante. Resumiendo, pueden comenzar con un buen rendimiento poniendo atención pero a medida que pasa el tiempo esa atención se va dispersando. Esto supone un problema cuando la tarea que están haciendo se convierte en algo monótono y muchas veces la acaban dejando de hacer.
5.- Mucha veces demuestran tener una gran rapidez a la hora de procesar la información, lo cual hace que tengan problemas para percibir los estímulos y que cometan más errores en las tareas complejas. Por ejemplo, si leen muy rápidamente las instrucciones de cómo hacer un problema, no preguntaran dudas y eso provocará errores, ya que no observará con detalle lo que se le pide.
6.- Los niños con problemas de atención tienden a resolver y a buscar soluciones con peores estrategias. Por ejemplo, cuando hacen un puzzle, cogen empiezas al azar probando de forma poco sistemática. Si entran o no entran en el espacio que hay libre delante de ellos, apartando la pieza y cogiendo otra a toda velocidad sin una estrategia clara.
Todas estas características son habituales cuando hay problemas de atención y se suelen traducir en problemas de aprendizaje.
¿Qué problemas de aprendizaje supone la falta de atención?
- Problemas de comprensión y fluidez al leer.
- Problemas en el cálculo o la resolución de problemas matemáticos.
- Problemas de coordinación.
Normalmente, el diagnóstico de los niños con trastornos con déficit de atención se suele hacer a partir de los 7 años, es decir cuando ya empiezan a leer y escribir ya que su atención no se centra solo en juegos o en dibujos.
Ante la duda, es necesario consultar siempre a un profesional, que nos pueda asesorar, para poder trabajar junto con el colegio y poder aplicar en casa todas las herramientas necesarias para poder ayudarles que son muchas.
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