Muchas veces nos enfrentamos con miedo a la adolescencia de nuestros hijos y estamos convencidos de que esa etapa romperá irremediablemente la armonía que había hasta ese momento en la familia. Sin embargo, debemos tener claro que cada etapa en la vida de nuestros hijos es diferente y requiere un período de adaptación para todos, tanto para ellos como para nosotros, los padres.
No hay porque pensar que la adolescencia va a ser una etapa difícil, a priori, ya que también podemos disfrutar de ese período en la vida de nuestros hijos y podemos hacer posible que esa armonía que disfrutamos en casa siga existiendo teniendo a hijos adolescentes.
Cómo conseguir conectar con tu hijo adolescente
1. Es importante que les reconozcas y valores. Es necesario que les miremos con atención, que validemos las cosas que les funcionan y sobre todo que no insistamos constantemente en lo que no hace, no funciona o en lo que según nosotros tendría que hacer.
Hay que saber que podemos ser muy pesados e incluso repetir, a veces, las cosas hasta la saciedad. Con ello lo único que hacemos es que nuestros hijos adolescentes dejen de escucharnos.
2. No menosprecies el valor de reconocer todo lo positivo para que siga mostrándotelo a ti y a la sociedad. No olvides que es importante que se sienta aceptado, no por los resultados, sino por ser quien es. Es muy importante que les digamos que les queremos y celebremos todos sus triunfos.
3. Debemos respetar su intimidad. El adolescente necesita su espacio, necesita separarse de sus padres para poder identificarse con una nueva individualidad. Desconectar de alguna forma no significa que nosotros debamos dejarle de prestar atención o de agobiarle, sino que tenemos que encontrar un nuevo equilibrio entre sus amistades, su tiempo, sus ganas de soledad y pasar tiempo en familia.
4. Es bueno que nos interesemos por sus gustos, por sus aficiones, por sus equipos de deporte favoritos, la música que escucha, sus amigos… Todo con un interés sincero.
5. Pidámosle opinión. Podemos preguntarle qué opina cuando surgen temas familiares, sobre cultura, política, sociedad… Te sorprenderá el efecto tan positivo que tiene nuestra confianza en ellos, ya que lo van a entender como una nueva responsabilidad. Para un adolescente es fundamental que sepa que para sus padres ya no es un niño.
6. Prohibidos los sermones. No te escucharán, ni lo intentes. Mejor cambia los sermones por historias tuyas, por anécdotas personales que tengan un aprendizaje implícito, por situaciones o aventuras que hayas vivido y los resultados que tuviste. Intenta establecer un diálogo preguntándole qué hubiera hecho él en esa ocasión explicándole que hiciste tú y porque te salió mal, qué no volverías hacer, las dudas que tuviste, lo que sentías… Te sorprenderá la tremenda complicidad que crea esto porque le harás comprender que puedes compartir muchas cosas con él.
7. Es importante que se equivoque y no se sienta juzgado. Todos necesitamos aprender a través del error. Solo necesita saber que confías en él o en ella y que no le juzgas por sus errores.
8. No podemos dejar de poner límites aunque también podemos ser flexibles y negociar.
9. Los límites siempre son importantes desde pequeños y en la adolescencia también. Ahora bien los límites se tienen que ir transformando a medida que ellos van creciendo, hay que ser más flexible con algunas cosas, por ejemplo con los horarios. En la adolescencia hay límites y normas que es mejor negociar.
10. Es importante que empaticemos con el adolescente. Que sienta que le comprendes. No debemos confundir empatizar con estar de acuerdo, empatizar es comprender lo que siente.
11. Bajo ningún concepto le debemos ridiculizar o llamarle la atención en público. Eso bloqueará tremendamente la expresión de sus emociones. No debemos nunca juzgar como se sienten y menos en público.
12. Utiliza el sentido del humor. Que te rías cuando llegan tus amigos, que les hagas algunas bromas. El humor es algo mágico y es una forma de establecer puentes. Si sabes utilizarlo de forma adecuada encontrarás un buen atajo para acercarte a ellos.
13. No olvidemos que hay que saber pedir perdón. Metemos la pata inevitablemente, así que no debemos perder la oportunidad de pedir perdón y utilizar la experiencia como un aprendizaje.
Deja atrás el miedo a la adolescencia y transfórmalo en empatía, cercanía y aprendizaje.
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