Los trastornos de la conducta alimenticia han aumentado en los últimos años, y cada vez se producen en niños a edades más tempranas.
Terapia de Aceptación y Compromiso frente los trastornos de conducta alimenticia
La Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT) se presenta como una de las mejores opciones en el tratamiento de los trastornos de las conductas alimentarias.
La terapia ACT se presenta como una de las mejores opciones para el tratamiento de estas conductas alimentarias, junto con otros recursos, ya que su elemento central, es el trabajo de la flexibilidad psicológica.
La ACT incide directamente en los elementos nucleares de dichos trastornos como son:
- La ineficacia de las estrategias de control
- La falta de voluntad de conectar con determinadas emociones o pensamientos negativos.
Los niños o adolescentes que padecen este tipo de trastornos, no suelen tener motivación. Sus objetivos van dirigidos hacia la comida y hacia su aspecto físico.
¿Cuál es el objetivo de la terapia?
El objetivo de la Terapia de Aceptación y Compromiso es acompañar y ayudar a experimentar las cogniciones propias de estos trastornos.
Todo ello, sin que responda a ellas con un patrón de alteración de sus conductas alimentarias, aunque no esté de acuerdo con ellas, es decir, sin ‘discutir con ellas’.
Además se trabaja con lo que realmente valoran en sus vidas. Para así, aumentar su motivación y reorientar sus conductas hacia esos valores.
También, se trabaja en otras fases como, la aceptación de sus eventos internos molestos. Para así, modificar la reacción ante dichos eventos, no para modificar la experiencia interna.
La ACT se aplica con éxito también en niños o adolescentes que no cumplen los criterios diagnósticos para alguno de los trastornos alimentarios, pero tengan algún tipo de insatisfacción corporal provocada por eventos internos ( pensamientos, emociones, recuerdos, sensaciones…).
También resulta de utilidad si hay conductas derivadas de ellos como conductas de purga, atracones, dietas de forma crónica, depresión, ansiedad, autoestima baja, pobre calidad de vida etc..
Éstos síntomas suponen un grado de malestar tan importante que afecta e impide ‘una vida plena’.
Si estás inmerso en alguna de estas situaciones o crees que tu hijo podría estarlo puedes ponerte en contacto conmigo, te asesoraré y resolveré tus dudas.
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