Fobia social o timidez: qué es y cómo puede afectar a tus hijos
3 de noviembre de 2020

¿Tiene miedo a ser juzgado y a sentirse avergonzado? ¿Es inseguro cuando está rodeado de gente? ¿Le cuesta trabajo relacionarse o hablar con otras personas de su edad? A todos nos ha pasado puntualmente, ponernos nerviosos al conocer gente nueva o al hablar delante de toda la clase.

Pero hay niños y adolescentes que se preocupan por estas cosas mucho tiempo antes de que pasen. Y saben que no deberían tener esos miedos, pero no pueden evitarlo. En ocasiones les pasa puntualmente pero en otros niños ocurre de forma habitual. A veces sienten una gran timidez o vergüenza delante de los demás y eso puede llegar a dificultarle a la hora de relacionarse.

Diferencias entre la fobia social y la timidez

1.- Tanto en la timidez como la fobia social pueden sentir lo mismo: nerviosismo, ansiedad y miedo. Pero en el caso de la fobia social, estos síntomas son más fuertes.

Si el niño o adolescente tímido acepta y enfoca de forma adecuada estas emociones, irá mejorando. En el caso contrario evitar esas emociones, intentando evadir también las situaciones que las provocan, la evolución no será buena. Cuando se trata de la fobia social pueden aparecer síntomas físicos como sudores temblores, alteración del pulso o problemas de estómago. Al tener esos síntomas creerán que todos les miran y verán lo que pasa, lo que se traducirá en que harán cosas fuera de lugar por su nerviosismo. Al final tienen que aislarse para que nadie lo note.

2.- Cuando un niño adolescente tiene que decir en qué situaciones se siente mal:

  • Si es tímido, hablarán de determinadas situaciones específicas. No siempre que haya gente se sentirá mal.
  • En la fobia social, el niño adolescente se sentirá mal en casi todas las situaciones en las que haya gente.

3. – Las personas tímidas pueden disfrutar de los momentos en los que puntualmente se sienten con más presión. Por otro lado, los niños y adolescentes con fobia social sufrirán casi permanentemente.

Si le invitan el cumpleaños de un amigo:

  • Con la fobia social, o no va o si va porque le convencen, lo pasará mal y no va a disfrutar. Sufrirán antes, durante y después del cumpleaños.
  • Si invitan a un niño o niña tímidos, irán y disfrutarán a ratos, aunque no se socializarán mucho. Les costará en determinados momentos porque no se sentirán bien, pero lo pasará bien también en muchos otros momentos antes, durante y después de la fiesta pero será llevadero.

4. – En la fobia social hay una continuidad del sufrimiento del estrés y de los pensamientos negativos. En la timidez, el sufrimiento y el estrés son pasajeros. Disfrutan de las situaciones sociales, aunque intervenga un poco por su timidez.

5 – En la fobia social hay evitación: se aíslan para no sufrir y así no enfrentar sus miedos. Los niños adolescentes tímidos también los evitan pero mucho menos, se pueden lanzar a situaciones nuevas aunque con tensión.

La timidez es una forma leve de fobia social que todos tenemos a veces y disimulamos

La forma de ser de cada niño y adolescente se va ir forjando teniendo en cuenta las relaciones con los demás, se va desarrollando a medida que se van atreviendo a ser ellos mismos, a equivocarse, a solucionar sus conflictos.

El niño tímido no se arriesga tanto equivocarse o a que le rechacen, le cuesta esa práctica, por lo tanto, avanza más lentamente. El niño tímido piensa que un día se va a levantar y va a ser seguro de sí mismo de repente. Pero para que el niño descubra quién es tiene que lanzarse a explorar, tiene que expresar lo que piensa y lo que siente.

El niño tímido tiene pensamientos que le limitan, como: Se van a reír de mí, no lo voy a hacer bien, soy aburrido… Es como un auto sabotaje que acabará haciéndose realidad.

¿Cómo podemos ayudar al niño tímido o con fobia social?

1- Habla con ellos de las reuniones familiares o con amigos, con sentido del humor, da opiniones sobre lo que ha pasado de forma desenfadada para que ellos entiendan que no hay juicios, solo valoraciones.

2- Habla con ellos de su timidez para que verbalicen como se sienten en esos momentos.

3- Reflexiona con ellos, tras volver de sus reuniones con amigos, acerca de cómo se han sentido, qué ha pasado con sus miedos y con sus pensamientos de rechazo.

4- Pon metas para que vaya a comprobando poco a poco, que sus pensamientos no son reales, es decir que haya una exposición gradual a diferentes situaciones.

La Terapia de Aceptación y Compromiso, una solución

La Terapia de Aceptación y Compromiso trabaja con protocolos breves de corta duración, este tipo de patrones, con el objetivo de desmontar estos patrones de pensamiento negativos, repetitivos y limitantes.

Todo ello se hace a través de ejercicios, metáforas, ejemplos, juegos… con los niños o adolescentes en la consulta. A través de esta terapia el niño aprende a diferenciar el «yo» que siempre está ahí y sus pensamientos que vienen y van.

De esta manera, sabrá que el problema no son los pensamientos que tienen, sino la relación que tiene con ellos. El apego al contenido de sus pensamientos le generará inquietud amenaza y preocupación. Con estas herramientas aprenderá a elegir comportarse sin estar bajo el control de dichos pensamientos. Así, flexibilizará su conducta sin que tenga la necesidad de evitar o controlar sus pensamientos incómodos, ni las situaciones que los provoquen.

Aprenderá que, detrás de esos pensamientos y ese malestar, hay un contexto, un «yo» que le da perspectiva, desde el que se da cuenta de la parte que manda: él es el jefe, él es mucho más que sus pensamientos. Al situarse en esta posición, el niño elegirá hacer caso a sus pensamientos o no.

El niño aceptará los pensamientos y las sensaciones incómodas, sin intentar liberarse de ellos. Verá los resultados a corto y a largo plazo de seguir a dichos pensamientos. Y finalmente el niño se hará cargo de sus conductas, eligiendo en cada momento la dirección de lo que es más importante y valioso para él.

Los cambios psicológicos y la flexibilización de sus conductas, que van enfocadas a resolver sus problemas de timidez, las podrá aplicar en cualquier otra situación de su vida y su efecto será duradero. Si hablamos de fobia social, tenemos que consultar a un profesional en todos los casos.

¿Tienes dudas? ¿Quieres más información en cómo puede ayudar a tus hijos la Terapia de Aceptación y Compromiso? Déjamelo en comentarios.

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